En una isla que ha elevado el arte del ocio a su máxima expresión, ROTO es mucho más que un lugar. Es un lenguaje compartido. Un punto de encuentro donde el estilo no se impone, se respira. Donde la noche no tiene horario fijo y las normas se sustituyen por la química de lo espontáneo.
Situado en el pantalán A de Marina Ibiza, con vistas privilegiadas al perfil majestuoso de Dalt Vila, ROTO ofrece un escenario difícil de igualar. El entorno vibra con ese equilibrio tan ibicenco entre sofisticación y desenfado, entre un diseño cuidado y una atmósfera relajada. A un lado, yates de lujo atracados; al otro, el murmullo del casco antiguo acariciado por la brisa marina.

Del crepúsculo a la pista: un viaje sensorial
La experiencia ROTO no se define por un único momento. Comienza con una happy hour que parece sacada de una postal: cócteles de autor servidos con ritmo pausado, mesas llenas de conversación y una puesta de sol que incendia el cielo con tonos imposibles. Mientras tanto, el puerto se convierte en un carrusel de barcos que regresan del mar, completando una escenografía tan natural como cinematográfica.
Pero ese solo es el preludio. Cuando el sol se esconde tras la silueta de la ciudad amurallada, la noche cambia de piel. Las luces se atenúan, la música sube de intensidad y el ambiente se transforma. Entonces aparece el concepto Dine & Dance, marca de la casa: una invitación a cenar sin prisa, a disfrutar de una carta rica en matices, mientras el sonido va envolviendo cada mesa y preparando los cuerpos para moverse.

Cocina con ritmo, música con sabor
ROTO presenta en su nueva carta propuestas que elevan la experiencia: sushi fresco, irresistibles carnes como la milanesa de ternera lechal con huevo a baja temperatura o el solomillo con polenta y bimi, perfectos para compartir. Destacan también el tartar de atún rojo del Mediterráneo y la explosiva tempura de langostinos tigre. Todo detallado en completo menú.
Pero en ROTO, el plato fuerte no está solo en la cocina. Cada servicio de cena fluye entre beats envolventes que acompañan sin invadir, generando una atmósfera viva y en constante transformación. La magia de Angel Linde al vinilo durante la cena, seguida por sets de Escribano, Cristian de Rosa y otros residentes, garantiza una banda sonora elegante y en sintonía con la energía del lugar: deep-house, funk, electrónica con alma y toques mediterráneos.
Nada está planificado al milímetro: cada noche es distinta. Las mesas se convierten en pistas, las risas se mezclan con los loops y hay momentos en los que todo –el cielo estrellado, el murmullo del puerto y la vibración de los altavoces– se funde en una sola emoción.

ROTO no es un club, pero tiene alma de fiesta
Definir ROTO es arriesgado. No es un club ni una discoteca, pero quien lo visita se va con la sensación de haber estado en ambos y más. Es un ecosistema nocturno sin etiquetas, donde cada detalle está al servicio del buen gusto y la improvisación. No hay dress code, pero todo fluye con una estética natural. No hay programación cerrada, pero cada noche encuentra su clímax.
ROTO no busca ser masivo ni exclusivo. Su fuerza reside en atraer a quienes valoran la autenticidad, la calidad sin ostentación y la fiesta sin artificios. Aquí convergen residentes, artistas, marineros, diseñadores, chefs, DJ’s y viajeros con algo en común: el deseo de compartir un espacio donde lo inesperado es lo más esperado.
El Búnker: el secreto mejor guardado
Y a partir de junio, de jueves a sábado, se abre El Búnker: un cóctel bar secreto, íntimo y reservado para los que saben. Desde las 22h hasta las 02h, DJs seleccionados crean una atmósfera envolvente perfecta para relajarte con un cóctel premium o bailar como si nadie mirara. Es el after privado que todos deseaban… y solo ROTO lo tiene.
Porque en ROTO no se sigue un plan: se vive un momento. Y cada noche, sin importar cómo empiece, siempre termina siendo inolvidable.
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