La adjudicación a través de un contrato menor para el balizamiento en las playas de Formentera ha generado cierto revuelo en la isla. Es que, además de los retrasos en el inicio de los trabajos que no estuvieron listos para el inicio de la temporada y la falta de un proceso de licitación -como se venía realizando en los últimos años-, se añaden una serie de irregularidades que se asemejan a un traje a medidas para el ganador.
El beneficiario del contrato ha podido presentar una oferta más asequible gracias a que, entre sus costes, pudo evitar el amarre: la embarcación estuvo durante esas semanas en el s’Estany des Peix, espacio público que también sirvió para almacenar las boyas a instalar.
Esta condición no se encontraba dentro del pliego de condiciones del contrato, por lo que el otro competidor, que había ganado el concurso los últimos cuatro años, no pudo reflejarla en su propuesta económica.
“Si nos presentamos todos con las mismas oportunidades, para adelante. Y que se presenten 20 empresas y se la asignan al que ellos estimen oportuno. Pero nos presentamos dos empresas y resulta que una de ellas puede utilizar las instalaciones del Consell Insular para un trabajo profesional. No lo veo bien. No tengo nada contra el Consell ni nada. Pero en igualdad de condiciones, que fue lo que yo les dije”, ha planteado Javier Parejo, responsable de la empresa Formentera Divers que se vio perjudicada por esta situación.
Un contrato menor
Según ha detallado Parejo a La Voz de Ibiza, “este año no lo han sacado a licitación y lo han hecho por contrato menor. El presupuesto que tenían para este año era de 39.500 euros y nosotros presentamos una oferta de 39.000. Y la otra empresa que se presentaba, que es la que lo está haciendo, lo presentó en 36.500”.
Hasta allí, nada que objetar por parte del perdedor. Pero cuando iniciaron las labores, Parejo descubrió que estaban amarrando la embarcación en el s’Estany des Peix y utilizando las instalaciones de la Escuela de Vela.
“No estamos jugando con las mismas cartas porque yo estoy pagando amarres, estoy pagando una serie de gastos que si a mí me dan el amarre, pues yo también puedo rebajar el precio”, ha cuestionado.
Sin embargo, la barca de su competidor “está amarrada ahí, a un pantalán que no está pagando amarras. Sin embargo, las mías están en el puerto y estoy pagando una pasta”.
En tal sentido, se ha quejado de las diferencias de condiciones entre los competidores: “En definitiva es una cuestión de que tenemos que ir con las mismas condiciones. Si ellos en el pliego, dicen que vamos a poder utilizar nuestro amarre de la Escuela de Vela para este trabajo, a lo mejor puedo bajar el precio también de cara a seguir haciendo el balizamiento”.
Esa queja justamente fue trasladada al responsable del contrato, quien además se encarga de las inspecciones en el s’Estany des Peix: Javier Asensio, mismo técnico de la tramitación del concurso bajo sospecha de los kioscos de playa.
Las contradicciones del Consell
El Consell de Formentera acordó en pleno, por intermedio de una propuesta de Gent per Formentera que contó con el apoyo del resto de las fuerzas políticas de la isla -salvo Llorenç Córdoba que se abstuvo-, prohibir cualquier actividad comercial en el s’Estany des Peix.
Sin embargo, luego ha permitido amarrar allí a la empresa ganadora del contrato menor. “El Consell Insular se llena la boca diciendo que es un lugar para la escuela de vela y para la lista séptima o para los barcos que están ahí asignados a las boyas. Y resulta que después permiten una empresa privada que está haciendo un trabajo. Por mucho que digan que es un trabajo para el Consell, el beneficio es para la empresa”, planteó Parejo.
Un valor ridículo
El responsable de la empresa Formentera Divers ha explicado además que el valor del contrato menor “es ridículo”.
“Cualquier playa de Ibiza tiene cerca de 100.000 euros de presupuesto. Por lo que hacer el balizamiento de toda la isla de Formentera por el precio que ellos dan es ridículo. Por eso no se presentan ni las empresas de Ibiza”, sostuvo.
Además, este año hubo otra modificaciones de las condiciones anteriores. “Como es un contrato directo, la empresa no tiene que hacer ningún tipo de gasto. El material lo pone directamente el Consell. Mientras que en las licitaciones anteriores estábamos obligados a poner cada año hasta 6.000 euros de material que corría de nuestra cuenta. A partir de los 6.000 euros empezaba a pagar el Consell Insular”.
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