Ikram no sabe lo que es la rabia, ni lo que dice el Reglamento (UE) 576/2013. Pero su historia ha emocionado a toda la isla. Esta cachorra, de apenas tres meses, cruzó el Mediterráneo desde Argelia en una patera junto a decenas de personas migrantes. Fue interceptada frente a las costas de Ibiza el pasado 19 de junio.
A bordo no viajaban más animales. Solo ella, un pequeño ser cubierto de polvo y con la mirada inquieta. Desde el primer momento, su situación legal fue un problema. Al llegar a territorio español sin cumplir los requisitos veterinarios exigidos por la normativa europea —principalmente la vacunación contra la rabia—, su futuro quedó en manos de un protocolo sanitario inflexible: Ikram podía ser sacrificada.
“El sacrificio no puede ser la respuesta”
La alerta saltó en las redes y no tardó en escalar al ámbito institucional. El partido animalista PACMA fue el primero en actuar, solicitando formalmente al Ministerio de Agricultura que no se aplicara la eutanasia a Ikram. La petición se dirigió directamente a Valentín Almansa, director general de Sanidad de la Producción Agroalimentaria y Bienestar Animal.
En su comunicado, PACMA dejó clara su postura: “El sacrificio de un animal aparentemente sano no puede ser la respuesta que demos como sociedad en pleno siglo XXI”.
La propuesta era clara: evitar la eutanasia y mantener a Ikram en cuarentena bajo supervisión veterinaria en el Centro de Protección Animal de Sa Coma, en Ibiza, hasta poder garantizar su estado de salud mediante pruebas diagnósticas.
Una edad clave y una oportunidad
Desde esta semana, la situación sanitaria de Ikram ha cambiado. La cachorra ha cumplido los tres meses de edad exigidos por la normativa para poder recibir la vacunación antirrábica. Esto ha abierto la puerta legal a una alternativa viable: inocularla y mantenerla en vigilancia, en lugar de optar por su eliminación preventiva.
El Ayuntamiento de Eivissa ha respondido con celeridad. En un comunicado oficial, anunció que asumirá la tutela y custodia del animal, atendiendo tanto al marco legal como al principio de protección del bienestar animal recogido en la Ley 7/2023.
El consistorio recibió un oficio del Ministerio en el que se confirmaba la irregularidad sanitaria del ingreso de Ikram en territorio español, pero también se le recordaba que, según la legislación vigente, la recogida y gestión de animales en situación de desamparo es competencia municipal.
“No está sola”
“Desde el primer momento, nuestro compromiso ha sido velar por la salud pública y por el bienestar de la perrita”, declaró Manuel Jimenez, responsable del área. “Ikram está bajo control veterinario y en unas instalaciones adecuadas, donde recibe todos los cuidados necesarios”, añadió, en un mensaje que ha sido recibido con alivio por los defensores de los animales.
La imagen de una perrita sola en una patera, sin voz, sin papeles, sin vacunas, ha tocado una fibra especial en la isla. El caso ha unido a colectivos animalistas, vecinos y autoridades en un gesto poco común: el de encontrar soluciones, en lugar de aplicar reglamentos de forma automática.
Una vida más allá de la normativa
Ikram no será devuelta a Argelia, ni sacrificada. Permanecerá en Ibiza, al menos mientras dure su cuarentena, en un espacio acondicionado, en manos de profesionales y bajo el paraguas de una legalidad que, por una vez, se ha inclinado hacia la protección y no hacia el castigo.
En pocos días ha pasado de ser una nota de incidencia sanitaria a un símbolo de ternura, resistencia y esperanza. Su caso ha reabierto el debate sobre la aplicación de las normativas europeas en casos excepcionales y sobre el trato que damos, como sociedad, a los más indefensos.
