CAMBIO CLIMÁTICO

Qué se esconde detrás de las pruebas con biocombustibles en Baleares: dudas sobre costes y origen

Bruselas señala al archipiélago como laboratorio de la descarbonización aérea, pero la falta de producción local, los precios elevados y las sospechas sobre el origen de las materias primas plantean un reto monumental. El sector aéreo advierte: sin ayudas, volar volverá a ser un lujo.

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Avión dotado con combustible SAF.

El futuro de los cielos europeos se está ensayando en Baleares, pero la pista de despegue está llena de obstáculos. Bruselas ha elegido las islas como el escaparate perfecto para su gran apuesta climática: el Combustible de Aviación Sostenible (SAF, por sus siglas en inglés). La promesa es tentadora: reducir las emisiones sin necesidad de cambiar los aviones. Sin embargo, detrás de la etiqueta verde se esconde una incómoda verdad: el archipiélago es un consumidor pasivo en una transición diseñada y controlada desde fuera.

Aunque técnicamente los aviones que operan en los aeropuertos de Palma e Ibiza ya cumplen con la normativa europea y mezclan un 2% de este biocombustible en sus depósitos, el gesto esconde una dependencia total del exterior. Todo el SAF que llega a las islas lo hace por vía marítima desde la península, principalmente desde una planta en Huelva que utiliza aceites de cocina usados. Esta dependencia no solo encarece el producto, sino que añade las emisiones del transporte marítimo a la huella de carbono que se pretende reducir, según analiza Mallorca Diario.

La hoja de ruta de Bruselas

El plan diseñado por la Comisión Europea no admite demoras. Se ha establecido un calendario progresivo y obligatorio para todas las aerolíneas, una carrera contrarreloj marcada por la escasez de materias primas y la falta de infraestructuras. La hoja de ruta dicta los siguientes pasos:

  • Año 2025: El primer gran hito. Todas las compañías aéreas deberán garantizar que, como mínimo, un 2% del combustible que utilizan sea SAF.
  • Año 2030: El objetivo se triplica, exigiendo que el porcentaje de SAF en los depósitos ascienda al 6%. Aerolíneas como Iberia y Ryanair ya han anunciado su intención de superar esta meta, apuntando a un 10% y 12% respectivamente.
  • Año 2050: La meta final. Para mitad de siglo, se espera que el 70% de todo el combustible de aviación sea sostenible, consolidando la descarbonización del sector.
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Dudas sobre el origen

El problema, como señala el experto en transición energética de la UIB, Andreu Antoni Moià, es que mientras la tecnología está lista, los números no cuadran para el archipiélago. En Baleares el territorio es demasiado pequeño y la demanda demasiado alta. Entonces, no queda otra que importarlo.

Las dudas sobre el origen del combustible no son menores. Organizaciones ecologistas como Transport & Environment han alertado de que parte del biocombustible que entra en Europa se fabrica con aceites vegetales de China, Malasia o Indonesia, amparados en certificados de dudosa transparencia. Bosco Serrano, de dicha organización, advierte del riesgo de «inflar un globo verde que en realidad podría estar vacío» si no se garantiza la trazabilidad real de las materias primas. Frente a estas acusaciones, empresas suministradoras como Moeve defienden la rigurosidad de sus controles y certificaciones, asegurando que su producto cumple con las directivas europeas.

Altos costos del SAF

Mientras tanto, la industria aérea mira con preocupación la factura. El SAF cuesta entre tres y seis veces más que el queroseno tradicional, un sobrecoste que solo este año superará los 234 millones de euros para las compañías que operan en España. La Asociación de Líneas Aéreas (ALA) lanza una advertencia clara: sin incentivos públicos para fomentar la producción nacional,«volar volvería a ser un lujo».

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