Una empresa proyecta implementar una innovadora iniciativa en las aguas de Ibiza: fermentar vino bajo el mar frente a Cala Roja con boyas sumergidas. Por eso, la Conselleria del Mar y Ciclo del Agua del Govern balear inició un proceso de “información pública sobre una solicitud de autorización en la zona de dominio público marítimo-terrestre para la instalación de 15 boyas submarinas almacenando vino en su interior”.
La solicitud de la empresa Bodegas BH SL –conocida como Bodegas Habla- ha sido publicada este martes en el Boletín Oficial de las Islas Baleares (BOIB).
“Durante un plazo de veinte días hábiles, a contar desde el día siguiente al de la publicación de este anuncio en el Boletín Oficial de las Illes, se podrá consultar el proyecto en la web y se podrán presentar por escrito, ante la Dirección General de Costas y Litoral, las alegaciones que se consideren oportunas”, establece.
La empresa, de la ciudad de Trujillo de la provincia de Cáceres, se autodefine como una firma de “reconocido prestigio y profesionalidad, consolidada firmemente en el sector vinícola, desde hace más de 25 años” y que se caracteriza especialmente “por su labor en los viñedos con técnicas tradicionales y respetuosas con el medio, junto a la investigación constante en la mejora de procesos, sostenibilidad e integración medio ambiental”.

Fermentación submarina
Bodegas BH pretende iniciar el próximo año la fermentación submarina de vino en las aguas de Cala Roja, dentro del término municipal de Sant Josep.
La propuesta, actualmente en fase de información pública, contempla la instalación de 15 boyas submarinas herméticas a una profundidad de 15 metros como mínimo, mediante un sistema de anclaje “ecológico” diseñado para minimizar el impacto sobre el fondo marino.
El plan está previsto para ejecutarse durante cuatro campañas anuales, entre 2026 y 2029, y cada temporada las boyas serían fondeadas durante cuatro a cinco meses y posteriormente retiradas, logrando «un vino blanco salino de alta calidad, influenciado por la presión del mar y su entorno natural».
Cómo es el proceso
En su sitio web, Bodegas BH dice ser “uno de los proyectos enológicos más vanguardistas de nuestro país”.
“Una iniciativa sin precedentes que ha posicionado a los vinos HABLA entre los mejores vinos de España”, añade.
Ahora quiere impulsar un innovador proyecto en Ibiza que, según se expone en el texto presentado ante la Dirección General de Costas, forma parte de un proceso de investigación enológica que busca aprovechar las condiciones del entorno submarino para modificar las propiedades organolépticas del vino.
“Habla del Mar Ibiza –el nombre que llevaría el vino-, es un proyecto innovador que fusiona la enología con la conservación marina. A través de la inmersión del vino Habla del Mar, en depósitos sumergidos a 15 metros de profundidad en las aguas cristalinas de Ibiza, durante un período de 4 a 5 meses, logramos un vino blanco salino de alta calidad, influenciado por la presión del mar y su entorno natural”, detalla.

Este proyecto “no solo representa un avance en la vinificación, sino que también se integra en una estrategia de sostenibilidad y conservación del ecosistema marino”, según el documento.
Esta técnica se basa en la exposición del vino a un entorno de presión constante, oscuridad, temperatura estable y micro-movimiento del mar, condiciones imposibles de replicar en bodegas terrestres.
Con esta maduración submarina se busca “potenciar sus propiedades salinas y frescura”, además de conseguir una “propuesta enológica diferenciadora en el mercado de vinos premium«, según el documento que obra en poder de La Voz de Ibiza.
Además, argumentan que este sistema de fermentación está “comprobado y patentado, así como que se está actualmente realizando en otras ubicaciones desde hace años, como en el mar Cantábrico”.
“Mediante este proceso, se desarrollan unas cualidades organolépticas únicas en la morfología del vino. Por otra parte, los aromas a algas y notas salinas y vegetales propias de la fauna y flora marina del lugar, confieren el resultado final”, enfatizan.
En esa línea, califican a la fermentación marina del vino como “un proceso único y cuyos factores diferenciales, esto es, las especiales y únicas circunstancias que provee el fondo marino al proceso de fermentación de dicho alimento son:
- Temperatura: el fondo marino sobre el que se realiza la solicitud ofrece unas condiciones únicas al permitir que la actividad de fermentación se produzca bajo pequeños cambios de temperatura pero continuos.
- Presión: en el proceso de fabricación del vino como alimento este factor es determinante. El fondo marino sobre el que se formula la solicitud ofrece una presión aproximada de 3 atmósferas.
- Movimiento: ofrece un elemento de balanceo único con fundamento en sus corrientes, mareas y olas. Este constante movimiento consistente en mecer el alimento en proceso de fermentación lo dota de características especiales y únicas.
- Menor gravedad: al encontrarse en el fondo marino el peso del objeto es menor que en superficie y se traduce en una mayor presión por gravedad que somete al proceso de fermentación del vino, como alimento, en únicas y sólo reproducibles bajo dicho fondo marino.
- Mareas: la biodinámica de las mareas influye de manera única en el proceso de fermentación del vino como alimento saludable al incrementar o rebajar la presión que sobre el mismo se ejerce con un efecto único que provee el mar.
Por qué Cala Roja
La elección de Cala Roja como lugar de inmersión no es casual. El promotor justifica el emplazamiento por su proximidad logística y, sobre todo, por las condiciones del fondo marino.
“Esta ubicación ha sido elegida estratégicamente, al disponer de fondo arenoso en su totalidad, y no afectar a ninguna especie de flora o fauna marítima, al encontrarse fuera del ámbito de cualquier zona catalogada como espacio ambiental o de especial interés”, detalla el documento.

Por otra parte, el emplazamiento solicitado, “no interfiere con otras actividades, tales como fondeos de embarcaciones, canales de tráfico comercial o de recreo, pesca de arrastre, etc. Encontrándose, además, alejada de las rutas de tráfico y frecuentes y más habituales”.
Las condiciones del mar, en cuanto a oleajes y temporales con fuertes vientos, resultan también “favorables, al tratarse de una zona dentro del abrigo que ofrece la Bahía de Sant Antoni de Portmany”.

Así funcionará el sistema de boyas
El núcleo del proyecto son 15 boyas herméticas, diseñadas específicamente para este uso, que se dispondrán en una retícula de 4 metros por 8 metros, con una separación de 2 metros entre unidades.
El conjunto ocupará una superficie total de 32 m² sobre el lecho marino, a 15 metros profundidad libre, sujetas al sustrato arenoso mediante anclajes ecológicos. En su interior podrá albergar hasta 300 litros de vino.
«Se estima una producción máxima de 270 litros finales por boya instalada. Lo que supone una producción máxima total de 4.050 litros anuales», estima.
La boya “disponen de un cierre de seguridad, el cual garantiza por completo su estado hermético durante todo el proceso. Igualmente, sólo pueden abrirse mediante una llave especial diseñada específicamente las boyas propuestas”, explican.
Estas estructuras no tendrán flotabilidad positiva: permanecerán en el fondo gracias a su peso y al sistema de anclaje, lo que impide cualquier tipo de deriva o desplazamiento por corrientes.

“Dado que se ha seleccionado un fondo arenoso en su totalidad, y se propone este sistema de anclajes ecológicos de tipo hélice, cabe indicar que el sistema propuesto no afectará al medio en absoluto”, sostienen los promotores.
Además, completamente “desmontados y retirados una vez finalizada la inmersión de cada temporada, asegurando así la inocuidad de la instalación y la no afección al medio natural”.
La «primera» en el Mediterráneo
La empresa explica que “dispone de instalaciones similares en otras ubicaciones, todas con éxito en su ejecución y desarrollo”.
Además, ha mostrado “especial interés en la presente propuesta, al tratarse de la primera que se realizaría en el Mar Mediterráneo”.
Aunque en distintas zonas del Mediterráneo ya existen proyectos de vino submarino —como las bodegas que utilizan jaulas, cavas fijas o contenedores sumergidos en Alicante, Liguria o la costa croata— la iniciativa presentada en Ibiza introduce un método distinto: la fermentación en estas cápuslas especiales.
En este caso no se emplean botellas ni estructuras permanentes, sino cápsulas herméticas integradas en boyas sumergidas, un sistema temporal que se retira cada año y que permite almacenar grandes volúmenes de vino en cada unidad.
Los beneficios del proyecto según el promotor
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