Recorrer el Instagram de Dit y Fet, de María José Amengual, es un deporte de riesgo. Las imágenes de los platos terminados, que ella misma hace (sí, el plato y las fotografías), tientan y un hambre que antes no estaba ahí amenaza con aparecer. También, incluso los que no se encuentran mucho a sí mismos en la cocina, pueden correr el riesgo de la curiosidad: curiosidad por, en base a sus explicaciones, animarse a preparar recetas ya sean desconocidas o familiares.
¿Cómo llega una abogada en ejercicio y profesora universitaria a posicionarse como gastronómica de referencia en Ibiza, en Baleares y más? O, como asegura su hija que es, y coincidimos, “influencer”. Bueno, un poco es por las oportunidades que brindó internet desde su aparición, de los blogs a las hoy reinantes redes sociales. Pero el ingrediente principal es su amor por la cocina, que siempre estuvo ahí. María José recuerda, de niña, leer (otra de sus pasiones) tanto novelas como libros de cocina.
Además, tuvo la “suerte” de que a su madre también le gustaba mucho cocinar y que ama “los cacharritos de cocina” que a ella también le “encantan”.
“Mi abuela también, pero era más una cocinera tradicional en el sentido de que ella aprendió de su madre y no tenía ninguna receta escrita. Mi madre tenía muchos libros, había ido a cursos de cocina. Me acuerdo que cuando era pequeña y venían amigas o había cumpleaños, mi madre siempre hacía algo especial, cosas que en ese momento no eran usuales, como profiteroles o helado casero de fresa. Yo quería también hacer esas recetas, leía y mi madre me dejaba experimentar”, relata, en una entrevista con La Voz de Ibiza acompañada de su hija (también abogada) y con café de por medio.
Preservar recetas tradicionales ibicencas
Sin embargo, a pesar de ese amor y ese impulso de su madre, al momento de elegir profesión, María José siguió la tradición familiar y estudió abogacía en la Universitat de les Illes Balears: “A los 18 años eres muy joven para decidir lo que vas a hacer para toda la vida. De cualquier manera, no conocía a nadie que hubiera estudiado para dedicarse a la cocina. Tampoco quería ser cocinera. Siento mucho respeto por las personas que están en una cocina de un restaurante, porque creo que tanto a nivel de organización como a nivel de trabajo, de dedicación, es brutal”.
A María José, además, le gusta mucho el cine y las series. La charla va hacia The Bear, producción de FX sobre un chef que llega a hacerse cargo del restaurante de su hermano fallecido. La historia tiene un ritmo que traspasa la pantalla y que acerca a su público a esa intensidad que se vive en las cocinas.
Pero ella, lejos de eso. A pesar de sus múltiples actividades, se la ve llena de fuerza y amor por todo lo que hace, feliz por las oportunidades que se le van presentando. Escribe para publicaciones nacionales e internacionales o, a veces, si se lo piden, vende las fotos que hace de sus platos, y trabaja ahora con el Institut Estudis Eivissencs en un proyecto de visitar a personas mayores de diferentes lugares de la isla y preservar recetas que corren el riesgo de desaparecer.
“Son recetas ibicencas pero no tan conocidas. Vamos a los pueblos y entrevistamos a personas mayores. Gente de 80, 90 años, o más, que me cuentan qué comían en sus casas cuando eran jóvenes, cómo lo preparaban o qué se hacía en las fiestas. Me pasan las recetas y yo tengo que reproducirla y contar qué significado tiene esa receta culturalmente. A veces la misma se prepara en dos partes de la isla de manera diferente”, explica.
Todo ello se publica después en El Pitiús.
De hecho, María José comenzó publicando recetas puramente ibicencas y, de a poco, fue ampliando.
La influencer gastronómica de Ibiza
–¿Cómo comenzó con Dit i Fet?
–Todo el mundo sabía que me gustaba cocinar y cuando íbamos a una comida familiar o con amigos yo siempre llevaba algo y siempre me pedían recetas. Mi cuñado me sugirió hacerme un blog, en 2008: “Es fácil, tú lo pones allí y quien quiera consultarlo lo hace”. Empezó como algo mío, para tener mis recetas juntas y ordenadas.
Al principio ni le decía a la gente que tenía el blog, que eso era mío. No había foto mía. Un día, una profesora del colegio al que llevaba a mis hijos me preguntó si era yo la de Dit i Fet y yo no podía creerlo. Ella estaba buscando la receta del guisado ibicenco de huevos, que no es muy conocida, no la encontraba en ningún lado y la encontró allí. No sé cómo lo supo. Pero, a partir de ese momento, sí empezó a difundirse que era yo la que estaba detrás del blog. Con el tiempo, puse la primera foto mía y me decían: “Ahora ya sabemos quién está detrás”. También decían que pensaban que era más joven, o más vieja, ¡qué gracia! Al final, a la gente le gusta saber quién está detrás de lo que se van publicando.
–Las fotos parecen profesionales pero me ha dicho que las hace usted. ¿Es un talento innato?
–Al principio me costaba mucho, no es fácil hacer fotos a un plato. Hice cursos de fotografía y fui aprendiendo: la luz, el encuadre… le acabas pillando el truco. Mi familia sabe lo que implican las fotos (risas cómplices con su hija). Tengo rincones en mi casa donde me gusta hacerlas y tengo diferentes fondos que he ido montándome. Aunque cada vez lo hago con más facilidad, hago todo más ligero. Me encantaría tener un estudio en casa para hacerlas, pero no es posible. Y además de los fondos me gustan mucho las vajillas. Si alguien en mi familia compra por ejemplo un plato que me guste, me lo presta para yo poder hacer una foto. Tengo un arsenal, es como adictivo.
–Pensando sólo en estas cuestiones de las redes y dejando de lado lo previo, lo importante, que es la receta y su preparación, tiene en su blog entradas en castellano y en catalán. ¿Son traducciones automáticas?
–El ibicenco es mi lengua familiar. Empecé escribiendo en el blog en ibicenco. Pero poco a poco he ido ampliando, hoy tengo la información en castellano también en catalán. Las traducciones las hago yo, poco a poco. Como el blog es mío, yo decido cuándo publico lo que pongo, o lo que dejo de poner.
–Pero con la tiranía del algoritmo, del tipo de contenido que tiene más alcance y etcétera, ¿siente la presión de publicar?
–No, publico porque me gusta, no sigo un patrón. Sé que hay compañeros o compañeras que también tienen blogs o redes que se obligan a mantener un ritmo de publicación porque si no, claro, Google o las redes penalizan y no tienes tantas visitas. A mí me da igual. Publico una receta cuando tengo ganas y en general soy muy desordenada en ese sentido. No busco tener seguidores ni publicidad ni nada. Pienso que si alguien me sigue es porque le gusta lo que estoy haciendo y que si un día publico, pues va a verlo, y si no, pues no.
–¿Cómo se lleva con el hate?
–No he sufrido mucho. Pero sí que he bloqueado a gente que sé que es imposible que sea una persona, que sé que son bots, spam. No me interesa dejarlo y por ello tener un seguidor más.
–Para los inexpertos, los que han tenido mala experiencia, los que no les gusta cocinar o los poco familiarizados con las recetas que publica, digamos la verdad: ¿es difícil cocinar bien?
–Y… yo creo que a veces es ponerte. A veces uno piensa que las cosas son complicadas y luego no lo son tanto. La cocina son cuatro reglas básicas y si uno las domina, listo. Después hay cosas que son de alta cocina o que necesita uno un cacharro especial que en una casa particular es muy difícil tener.
–¿Es una purista de la cocina? ¿Qué piensa de, por ejemplo, la Air Fryer?
–Mira, la Air Fryer, por ejemplo, la compró mi madre y me dijo: “Quédatela, pruébala, a ver si te gusta”. Y a mí me gusta para hacer algunas cosas. Creo que una de las primeras cosas que hice con la Air Fryer fueron los pimientos asados, que a mí me encantan. Y es súper práctico y rápido. Entonces, yo digo: si hoy en día tenemos electrodomésticos que te facilitan la vida, ¿por qué no aprovecharlos? Ostras, si mi bisabuela hubiera tenido una batidora eléctrica, pues no hubiera montado el merengue con el brazo, que no tenía más remedio.
Ahora, otra cosa es algo que veo mucho en internet: recetas que te dicen “hazlo en 5 minutos”. Está muy bien, pero hay cosas que en 5 minutos realmente no se pueden hacer. Hay cosas que hay que dejarlas, que se vayan confitando, poco a poco, que se mezclen los aromas, que se hacen de un día para el otro. Vivimos en la era de la instantaneidad y en eso las redes juegan un rol, hoy en día todo tiene que ser rápido. Instagram es así: pasar una publicación, otra, pasar, pasar, pasar, parar en alguna y seguir.
–Imposible no preguntarle, ¿cuál es su plato preferido? O, si es muy difícil elegir uno, pongámoslo de otra forma: ¿qué cree que le gustaría cenar esta noche?
–Una buena tortilla de patatas, bien hecha. O unos huevos fritos, con puntillita, con patatas fritas, con ajos y con pimientos fritos.
Ibiza, su cultura y gastronomía
–Gastronomía es cultura y usted trabaja en apreciarla, cuidarla y difundirla.
–Ibiza parece que solo es discoteca, sol, playa, fiesta, venir de vacaciones. Pero la cultura ibicenca es una cultura muy rica. Este es un lugar muy rico en tradiciones, Ibiza es una isla en medio del Mediterráneo y han pasado por aquí muchos pueblos y nosotros nos hemos enriquecido. En efecto, hay que tener en cuenta que la gastronomía también es parte de nuestra cultura, que cultura no es sólo lo que ha sucedido históricamente. Es algo que está ocurriendo y lo estamos haciendo y hay que mantenerlo. La vida ha cambiado, las mujeres trabajamos, ya no estamos sólo en nuestra casa cocinando. Antes el saber se transmitía, digamos, de madres a hijas. Entonces a veces puede ser muy difícil de mantener, de conservar todo esto ahora actualmente con cómo está organizada la sociedad. Es una pena que se pierda.
–Cuando ingresó a la Academia de Gastronomía de Ibiza y Formentera, habló de la importancia de la mujer en la transmisión culinaria. Sin embargo, hoy son más chefs hombres que mujeres los que consiguen renombre, ¿qué lectura hace de este fenómeno?
–Primero que nada, quiero decir que es un honor para mí ser parte de esta institución que creo que es necesaria para ayudar a preservar todo este saber culinario y transmitirlo a las generaciones futuras, para que vean qué es lo que tenemos, y por qué no, para ir ampliándolo, porque claro, las recetas también van evolucionando, la gastronomía también evoluciona. Y como académica tengo muchas ganas de aportar, aportar la visión de mujer, y de ibicenca, y la visión que tengo de la gastronomía, la nuestra de aquí.
Volviendo a tu pregunta, cuando hice el discurso de ingreso, pensé: “¿De qué voy a hacer un discurso, yo?” Entonces entré en la página de la Real Academia de la Gastronomía, miré y vi palabras de eruditas, de personas que están hablando de historia. Yo quería hablar de mi gastronomía, de mi isla, y pensé en, por un lado, los ingredientes ligados al paso de las estaciones. Hoy en día, con la globalización, tenemos un ingrediente en cualquier momento, pero antiguamente los ingredientes se tenían que consumir en su estación. Y, por otro lado, sí que es verdad que llama la atención que en la gastronomía a nivel familiar, la protagonista es la mujer, y en cambio, cuando sales de ese ámbito y te pones a nivel profesional, los que son chefs reconocidos son hombres. Claro que hay buenas chefs que son mujeres, y muchas cocineras, y muchos chefs famosos, hombres, que han aprendido de sus madres cocineras. O sea que también se les ha transmitido ese saber. Yo espero que poco a poco haya más reconocimiento por parte de la gastronomía del papel de la mujer.