Lionel Messi no solo brilla en los terrenos de juego, sino también en el ámbito empresarial. Su sociedad inmobiliaria, Edificio Rostower, ha comenzado a cotizar en la bolsa europea Portfolio Stock Exchange, alcanzando una valoración de 223,2 millones de euros.
Sin embargo, este éxito financiero contrasta con las polémicas que rodean su mansión en Sant Josep, Ibiza, marcada por irregularidades urbanísticas y una orden de demolición emitida por el Ayuntamiento.
Una sociedad en expansión
Edificio Rostower, gestionada por el hermano del astro argentino, Rodrigo Martín Messi, controla una amplia cartera de activos de lujo. Entre ellos destacan seis hoteles MiM, incluido el emblemático MiM Ibiza en Figueretas, y propiedades en Barcelona, Castelldefels, París y Londres.
Este portafolio ha sido clave para el despegue bursátil de la socimi, diseñada para optimizar fiscalmente las inversiones de Messi y atraer nuevos inversores.
Sin embargo, la propiedad en Sant Josep, adquirida en 2022 por 11 millones de euros, sigue siendo un punto conflictivo.
Esta mansión, con 568 metros cuadrados de construcción en un terreno de más de 16.000 metros cuadrados, enfrenta múltiples problemas legales debido a obras no autorizadas, incluyendo una pérgola, bancales y la conversión de un garaje en habitaciones adicionales.
El impacto en Ibiza: negocios y controversias
Además de los ingresos que genera el Hotel MiM Ibiza, Messi enfrenta críticas locales por el manejo de las irregularidades en su mansión.
El Ayuntamiento de Sant Josep ha emitido decretos de paralización y requerimientos de demolición que el futbolista no ha cumplido en los plazos estipulados. Estas tensiones han alimentado el debate público en la isla sobre la responsabilidad de las figuras públicas en el cumplimiento de normativas locales.
El futuro de Messi en Ibiza
A pesar del éxito bursátil de Edificio Rostower, la situación en Ibiza continúa sin resolverse. Fuentes municipales aseguran que Messi y su equipo legal están al tanto de los procedimientos, pero las obras irregulares siguen sin ser legalizadas.
Mientras tanto, las autoridades locales mantienen la presión, y el caso de la mansión de Messi se ha convertido en un símbolo de las dificultades para hacer cumplir la normativa urbanística en propiedades de lujo.
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