El patrón del Charpat Segundo se embarcó quintuplicando la tasa de alcohol permitida, no prestó la debida atención a la navegación porque estaba concentrado configurando el radar marino vídeo-plóter mientras navegaba con el piloto automático, no percatándose de que el barco navegaba muy cerca de la costa y de que se iba a estrellar contra las rocas, virulento impacto a 9 nudos de velocidad que causó una gran vía de agua en la proa de la embarcación, tanto que el barco se inundó a gran velocidad, impidiendo el acceso de la tripulación a los chalecos salvavidas y que se accionaran tanto las tres bombas de achique como el motor auxiliar, hundiéndose cuando el patrón yacía boca abajo después de haber sido barrido por la fuerza del agua al intentar acceder al puente de mando, a pesar de los gritos de mecánico y marinero para evitar el temerario trayecto, lo que acabó provocando su fallecimiento.
Este es el triste relato de lo que sucedió en 21 minutos, entre las 19.12 horas en las que zarpó el pesquero del puerto de Ibiza y las 19.33, cuando se hundió, solo siete minutos después de la colisión el 19 de enero de 2022 en Illa Grossa, a escasos metros del dique de Botafoc.
Fatalidades
El informe de la Comisión Permanente de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (CIAIM) del Ministerio de Fomento concluye, tras el análisis del fatal accidente que conmocionó la comunidad pesquera de Ibiza, que la causa fue «la falta de atención a la navegación del patrón» por tener «las capacidades psicofísicas reducidas por la alcoholemia» y «centrarse en el arreglo o configuración del radar marino video-plóter» que no funcionó la fatídica tarde.
Añade que el uso del chaleco salvavidas hubiera aumentado las posibilidades de sobrevivir al dejar las vías respiratorias fuera del agua. La rapidez con la que entró el agua en el barco de pesca impidió que la tripulación pudiera acceder a ellos.
Destino Benicarló
El Charpat Segundo salió del puerto de Ibiza el 19 de enero del año pasado con destino al puerto de Benicarló para realizar labores de mantenimiento a las 19:12 horas. A bordo, además del patrón, se embarcaron el mecánico y un marinero.
Problemas con el plóter
Según el relato del mecánico, el capitán estaba muy «irritado» porque el plóter no funcionaba. Mientras, el barco navegaba a nueve nudos (16,6 km/h) bajo el gobierno del piloto automático y muy cerca de la costa, el patrón introducía rumbos en el piloto automático sin prestar la debida atención.
«La alta demanda de atención y concentración para solucionar los problemas con el radar disminuyó su capacidad, ya mermada por la alcoholemia, para estar atento al resto de estímulos del ambiente, como la presencia de rocas en su trayectoria».
Hasta que se produjo la colisión, momento en el que el patrón se quedó «bloqueado sin saber reaccionar». El mecánico llamó al puerto para avisar del accidente y ordenó al marinero que cogiera los chalecos salvavidas. Se desplazó hasta la proa para evaluar los daños, pero la oscuridad le impidió determinar el alcance de la vía de agua.
Imposible acceder a los chalecos
El compartimento donde estaba los chalecos ya se había inundado y el marinero no pudo acceder a ellos, circunstancia que habría facilitado la supervivencia del patrón.
Ni bombas ni motor auxiliar
El mecánico accionó las tres bombas de achique, pero no se pusieron en marcha porque los motores estaban inundados. También trató de poner en funcionamiento el motor auxiliar sin éxito por el mismo motivo, momento en el que el motor principal se paró por la entrada de agua. Tanta que el mecánico tuvo que salir de la sala de máquinas nadando.
Mientras la proa del barco se hundía, los tres tripulantes se desplazaron hasta la popa, «sentados sobre la regala y agarrados a las defensas del buque que actuaban como flotadores».
Trayecto fatídico al puente de mando
Mientras el barco se hundía, «de forma repentina y sin avisar a los otros dos tripulantes, el patrón se levantó y corrió hacia la proa para subir al puente. El mecánico y el marinero le gritaron para que volviera porque en el puente ya no había nada que hacer». Al volver, «el agua acumulada corrió por la cubierta barriendo al patrón tirándolo sobre la cubierta boca abajo».
El buque se hundió y los tres tripulantes cayeron al agua separados. En un primer momento, el mecánico y el marinero lograron encontrarse. Instantes después localizaron al patrón inconsciente. Cuando lo alcanzaron le colocaron una pieza de madera bajo la cabeza para mantenerle a flote y le arrastraron hacia el espigón del muelle.
El rescate
A las 19.40 el Formentera Jet que había sido avisado de la emergencia llegó al lugar del hundimiento y procedió al rescate de los tres náufragos mediante un bote de rescate. A las 19.55 los tres tripulantes ya estaban en el puerto de Ibiza. Los dos supervivientes fueron atendidos por hipotermia.
Cinco veces más
El patrón del Charpat Segundo, Vicente Ramón, de 56 años, fallecido durante su hundimiento el 19 enero de 2022 en la bocana del puerto de Ibiza registró una concentración de alcohol en la sangre de 0,26%, cinco veces más del límite de 0,05% fijado en el artículo 32 del Real Decreto 36/2014 por el que se regulan los títulos profesionales del sector pesquero. El 0,05% equivale a 0,25 mg/l de alcohol en el aliento, el límite máximo para no dar positivo en un control de alcoholemia de tráfico. Así lo reflejaron los análisis toxicológicos practicados al fallecido.
El Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses concluyó tras la autopsia que «estas concentraciones originan una alteración de la capacidad de respuesta, así como en la apreciación de estímulos o señales de alerta«.
