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INGENION 2023

Campos de boyas para luchar contra el efecto invernadero desde Ibiza

Josep María Puig gana con Decarb PBR el premio al Mejor Proyecto Emprendedor con un proyecto de cultivo de microalgas que recapturan CO2 en fotobiorreactores. La microalga se podrá comercializar como producto alimenticio y a las empresas se les ofrecerán bonos de carbono para compensar sus emisiones
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Josep María Puig, mejor proyecto emprendedor de Ingenion 2023.

“Recapturar el dióxido de carbono presente en la atmósfera a través de organismos que realizan la fotosíntesis como las microalgas” es el objetivo del proyecto de Josep María Puig, fundador de Decarb PBR y ganador del premio a Mejor Proyecto Emprendedor del Foro Ingenion de 2023.

Este geólogo, de 31 años, apuesta por el cultivo de microalgas en el mar en “un entorno controlado, dentro de fotobiorreactores sellados herméticamente,” para “mitigar el efecto invernadero” gracias a la cantidad de CO2 que las microalgas captan respecto a los árboles, “entre 10 y 50 veces más”, además de hacer el proceso “mucho más rápido”, detalla a este diario.

Puig explica que “estos cultivos ya se hacen en tierra, pero nuestra novedad es que queremos hacerlos en el mar, donde instalaremos fotobiorreactores en forma de boya transparente que tengan un impacto mínimo medioambiental y no requieran de nuevos espacios para instalarlos. Para ello, aprovecharemos las boyas tradicionales de los sistemas de fondeo y sustituiremos ese cabezal de plástico por nuestro fotobiorreactor”. De este modo, se evitará la necesidad de grandes instalaciones de terreno para cultivarlos, lo que supone también “menos costes económicos”.

Se trata de un “sistema abierto de circulación de gases para que, a la vez que entra dióxido de carbono, salga oxígeno”.

Respecto al diseño de la boya, la esfera en su parte superior será transparente para, así, permitir la entrada de luz solar y que se pueda realizar el proceso de fotosíntesis en su interior”.

Asimismo, en su interior tendrá una lámpara solar instalada que “acumulará parte de la luz natural recibida durante el día para continuar iluminado el cultivo por la noche”.

En cuanto al sistema de ventilación, “se aprovechará el movimiento natural de las olas para que se genere una corriente en el interior de la boya y evitar el estancamiento”.

También, deberá llevar un mantenimiento que consistirá en que, “entre una vez a la semana y 10 días, se sacará el cultivo para trasladarlo a una planta de procesado donde, con una maquina centrifugadora, se extraerá la microalga sobrante por el crecimiento para prevenir la saturación dentro del biorreactor”.

“La microalga desechada se podrá comercializar como producto alimenticio”. Lo que supondrá una de las fuentes de ingresos de la empresa. La otra, será a través de la “venta de bonos de carbono a las empresas que quieran compensar sus emisiones”, añade Puig.

El tipo de microalgas que cultivarán serán especies “de aguas marinas” como la tetraselmis y la dunaliella, acostumbradas a crecer “en entornos salinos”.

Con una tasa de crecimiento estimada, según Decarb PBR, “de uno a dos gramos de microalga por cada litro de agua”, esperan que “cada kilo de microalgas cultivado capte dos kilos de dióxido de carbono”.

Como primera localización para a poner a prueba su proyecto, este emprendedor, señala al entorno natural de ses Salines, donde hay una zona “de fondeo regulado con 38 boyas que se podrían sustituir por fotobiorreactores”, apunta.

La empresa responsable de “crear físicamente el prototipo del primer fotobiorreactor será de Barcelona”, pero antes, “el dinero del premio se invertirá en un despacho de Ingeniería del municipio de Santa Eulalia, donde revisen que el diseño está listo estructuralmente para enviarlo a fábrica y crear el molde”, indica Puig, que, a su vez, reconoce ser “un orgullo” ganar este concurso y anima a otros jóvenes a emprender este tipo de proyectos que pueden parecer “rompedores o descabellados”.

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