-¿Qué fue lo que le motivó a tomar el proyecto de dirigir al CB Sant Antoni?
-La ambición del club fue un factor clave. Desde el principio, el objetivo era mejorar los resultados de las últimas temporadas, superando una primera ronda de play-off y soñando con más. Esta ambición y ganas de mejorar constantemente son características que me atrajeron antes de venir a Ibiza y que sigo disfrutando día a día.
-¿Qué crees que es lo más difícil de dirigir a un club como el Sant Antoni?
-Para mí, que ha sido mi primer año en Ibiza, lo más difícil ha sido acostumbrarme a la insularidad. Ibiza es un pequeño paraíso, pero la insularidad presenta desafíos logísticos y económicos. Organizar partidos y competir fuera de la isla es complicado. A pesar de los esfuerzos del club para que viajemos en las mejores condiciones, los desplazamientos siguen siendo difíciles.
-¿Cómo viste al baloncesto en Ibiza?
-Ibiza es una isla con una gran ilusión por el baloncesto. Aunque no tiene una larga tradición en el baloncesto de alto nivel, hay una creciente cultura deportiva. Sa Pedrera se ha quedado pequeña debido al creciente interés y apoyo de la comunidad, y creo que se merecen un pabellón con más capacidad. Es emocionante ver cómo se está creando una nueva cultura de baloncesto en la isla.
-¿Qué se siente al recibir tanto apoyo de la afición, que siempre llenó el polideportivo?
-Es un orgullo enorme. La afición ha sido increíblemente positiva y ha estado presente incluso en los partidos menos brillantes. Su apoyo, tanto en el polideportivo como en el día a día en el pueblo, nos ha facilitado mucho las cosas. Sentir ese respaldo nos motiva y nos hace todo más fácil.
