Sergio González Malabia (Valencia, 1976) está a punto de cumplir dos años como juez decano de Ibiza, cargo que ocupa desde julio de 2023 y por un plazo de cuatro años, además de ser el titular del Juzgado de Primera Instancia Número 3 del partido judicial.
Elegido por los propios jueces del partido judicial, tiene como función coordinar el funcionamiento de los juzgados, representar a la judicatura ante otras instituciones y gestionar cuestiones administrativas.
Natural de Valencia, llegó en 2011 a la isla. “Este fue mi primer destino. Yo pensaba que venía un año o dos años y me volvía a casa”, cuenta en esta entrevista a La Voz de Ibiza.
Su cargo
– ¿Por qué decide aceptar el cargo de juez decano?
– Hablamos un poco entre todos los compañeros que pensamos que se podía dar un cambio a la situación, nuevas ideas. Cuando llega alguien nuevo, siempre empieza a mover todo el árbol. Yo no quería ser. Todos queríamos que hubiera un cambio, pero nadie se postulaba porque te quita una cantidad de tiempo que no se puede ni imaginar. Y no estamos liberados.
Yo tengo mi juzgado, como todos mis compañeros, más aparte de esto. Y esto es lo que tú te quieres involucrar. Si te involucras poco y no recibes a nadie, ni hablas con nadie, ni haces absolutamente nada, perfecto, no te quita mucho tiempo. Firmas cuando hay que firmar de baja, permisos, en fin, cuatro cosas. Pero si te involucras, esto no sale a cuenta, porque la retribución de más por ser decano son 200 euros.
– ¿Cuál es el balance de estos meses?
– Se pueden conseguir muchas cosas si te mueves, pero con un sacrificio muy grande. Aparte sin olvidar que tienes tu juzgado, tus obligaciones exactamente igual. Pero es gratificante cuando consigues cosas, no tanto para la Justicia sino para los jueces, porque yo represento a los jueces. Aquí se piensa que el juez decano es como si fuera el presidente del Poder Judicial. No, el decano tiene unas competencias muy limitaditas. Dentro de esas competencias hacemos muchas cosas que exceden de las competencias con la finalidad de que redunde en beneficio de la sociedad. Yo cuando pido el plus de insularidad lo pido para que la gente venga a trabajar y saque los asuntos más rápido.
Cuando se consiguen cosas que benefician a la sociedad en su conjunto, es muy gratificante. Y es muy asqueroso cuando ves que te das con la cabeza contra una pared y no hay forma, por mucho que lo pidas.
– ¿Y qué se ha conseguido en este tiempo?
– Creamos un servicio de mediación para que la gente pueda hablar y llegar a acuerdos, que era muy sencillo pero había que hacerlo. Hemos hecho acuerdos de colaboración porque los psicólogos judiciales no dan abasto o no hacen todos los informes que es necesario hacer, con lo cual hay muchos procedimientos que no avanzan o no pueden finalizar porque falta ese informe. Entonces no podemos quedarnos de brazos cruzados. Si te mueves, se pueden hacer muchas cosas, pero requiere dedicación, tiempo, sacrificio, enfrentarse a mucha gente que te dé exactamente igual los colores políticos de uno o de otro. Yo si le tengo que dar al alcalde el papel, le doy, si le toque dar al Ministerio de Justicia le doy, hay que meter sin cuidado.
Los problemas estructurales de la isla
– ¿La falta de personal es el principal problema que sufren?
– Sí. La población local, en todos los sitios, es la que cubre esos puestos de la administración. Pero aquí no. De mis nueve funcionarios, solo uno es ibicenco. Si la población local cubría las necesidades, no tenía que venir gente de fuera. El problema es que es un sitio que tiene que necesariamente venir gente de fuera. Eso supone dejar muchas cosas atrás, familia, etcétera.

– Y el coste de vida es más alto en la isla.
– Te encuentras con un gasto acojonante, no solo de alquiler, también del coste de la vida normal. Te dan una caña, dos con cincuenta. En cuanto puedas, te vas, es normal. A día de hoy, yo sigo mirando las plazas que hay. También, en cuanto pueda, me voy. Porque yo viviría como un marqués en Valencia, que se cobra más porque es un tribunal de mayor categoría. Tiene mayor retribución. Yo tengo mi piso allí, toda mi vida, mi familia.
– ¿Qué cantidad de causas lleva cada juzgado?
– Lo ideal sería llevar no más de 800 asuntos, que sería el máximo. En Primera Instancia llevamos 2.000 al año. Y esto va aumentando. Al año aumentan unos 300 asuntos. Aquí en Instrucción, que son cuatro jueces, el año pasado resolvieron 12.000 procedimientos entre cuatro. Son 3.000 asuntos por cabeza. Lo están triplicando. Después dice la gente que la justicia va lenta. Es que va muy lento todo. Y en los cuatro Juzgados de Instrucción llevan 12.000.
¿Qué ocurre con el Juzgado de Violencia de Género? Es el que menos lleva, unos 1.200 asuntos más o menos al año. Y se va a crear otro aquí en Ibiza, que en vez de 1.200 saldrán a 600 y 600. Cojonudo. Me parece perfecto. Ojalá crearan tres. Pero no solo hace falta el Juzgado de Violencia de Género.
La gente dice que la justicia va lenta, que los jueces… Ahí tienen los números. Miren el número de procedimientos por cabeza, el número de resolución va a mayores de cada año y díganme quién tiene la culpa. Porque más no podemos hacer. Aquí no nos ayuda nadie.
Inevitables demoras de las causas
– Y eso entiendo que también genera cierto malestar en la ciudadanía.
– Claro. Al final te echan a los leones. Porque la gente no ve nada. Si lees los comentarios de las noticias, la gente no ve que es el Legislativo o el Ejecutivo quien debe adoptar esas decisiones. Las culpas las echan al juez, que no resuelve. Pero las estadísticas demuestran que se ha aumentado el número de resoluciones en un 16%. Cada vez resolvemos más. Pero claro, es que entra más. Y al final, aunque tú pongas mucho de tu parte, aunque tú te esfuerces mucho en resolverlo, te sepultan.
– ¿Esto genera muchas demoras en las causas?
– Tú presentas la demanda hoy y el juicio es dentro de dos años. Tú imagínate que no te pagan el salario en tu trabajo, que te han despedido, que tienes una incapacidad de invalidez en la columna y no te la reconocen. Dentro de dos años. Entonces estamos pidiendo que creen un segundo Juzgado de lo Social y nada. Nos han autorizado un refuerzo, que tendría que haber empezado el 1 de junio, que es otro juez. Es decir, no se crea otro juzgado, sino dos jueces en el mismo juzgado. Lo acaba de aprobar esta semana y ahora tiene que pasar al Consejo. Con lo cual ya nos hemos chupado. Porque además se aprueba por seis meses: del 1 de junio al 31 de diciembre. Hasta que no se apruebe, no empieza. Con lo cual estamos perdiendo tiempo. Pues así todo.
– ¿Y cómo se resuelve?
– Con medios y con personal. Pero no quiere venir nadie, no hay personal. Y el que viene, viene sin formación. Perdemos una cantidad de tiempo tremendo en formarlo y cuando sabe un poquito, se va. Porque normalmente viene gente joven, inexperta, que no le importa vivir en una habitación compartida. Pero en cuanto pueden, se van porque haciendo el mismo trabajo en su ciudad o en su pueblo, ganan lo mismo pero gastan mucho menos. Entonces, los que vienen, vienen forzados u obligados. No solo funcionarios, jueces también.
– ¿Hay mucha renovación de personal?
– Hace dos años vino una remesa nueva de jueces que cubrieron toda Primera Instancia. El del 4, que lleva dos años aquí porque es de Valladolid, se va a Madrid. La del 5 se fue a Toledo. Y el Juzgado 6, que se creó el 1 de abril del año pasado, lleva más de un año en funcionamiento, no tiene juez titular. Nadie quiere venir, no lo coge nadie. Lo estamos llevando otros jueces sustituyendo.
– Son plazas que quedan vacantes y no se cubren.
– No tiene jueces porque nadie quiere venir. ¿Por qué? Porque el que venga va a ganar 2.800 euros y no va a compartir casa. Entiendo que es una persona que se ha formado, que ha estudiado, las oposiciones… Va a ganar 2.800 si viene aquí por las condiciones económicas que hay en la isla y un alquiler cuesta entre 1.500 y 1.800 euros.
– ¿Y el plus de insularidad es una solución?
– Yo la veo como la principal solución. Porque si el juez que tiene que venir le dices que no va a ganar 2.800 como ganaría en otros sitios parecidos a Ibiza, sino que va a ganar 3.400, la cosa cambia. Igual compensa: gente joven, sin familia, sin hijos. Es que la isla te ofrece también otras posibilidades y alternativas que trabajar un tiempito no está mal. Incluso le puede pasar como a mí pensando que vienes para un año o dos, te vas a pirar corriendo y te engancha una novia, te casas, tienes hijos y ya no te vas. Yo creo que es la principal solución.
– ¿Hay otras soluciones?
– Tuvimos una reunión con el secretario de Estado de Política Territorial. Se hablaba de beneficios fiscales, pero son cosas que no veo. Mi funcionaria que está conmigo, gana 1.500 euros. Está divorciada, tiene una hija de 14 años. ¿Me explicas cómo vive? Está pensando en pirarse a cualquier lado. Se quiere ir a otro sitio, haciendo el mismo trabajo. De alquiler puede pagar mucho menos, 500 o 600 euros, que le puede permitir tener un cierto margen. Ese es el problema que tenemos.
– ¿Y el tema de la vivienda?
La Policía Nacional tiene casas en sa Penya. Ahora los funcionarios autonómicos también van a tener casa. Para el Judicial no hay proyectos de este tipo. Entonces somos el último mono. La Administración Justicia ha sido el último mono toda la vida. No se ha invertido nada. Tenemos unos medios tercermundistas.
– ¿Falta inversión?
– No se invierte. Si tú coges los Presupuestos Generales del Estado, aunque estén prorrogados, y mides sistemáticamente, de todos los años, de todos los gobiernos, la inversión o porcentaje, por ejemplo, en Sanidad y en Justicia, es una animalada diferencia. No te digo que tenga que ser igual que el de Sanidad. En Justicia son 2.000 millones. Puede parecer mucho, pero para toda la Administración de Justicia de todo el Estado no es nada.
Los sistemas informáticos son una castaña. Se quedan atascados cada dos por tres, tienen un montón de problemas. Me han pedido dos ordenadores de dos juezas de Instrucción, para poder hacer más declaraciones a la vez. Los he pedido hace casi un año. Y nada. En un sitio, además, donde ahora en verano se producen cantidad de historias. Ahora el Juzgado de Guardia suele tener al día unos 20 detenidos al día. Es que salen de aquí a las 6 o 7 de la tarde.