El Papa Francisco ha fallecido este lunes a las 7.35 horas, a los 88 años, en su residencia de la Casa Santa Marta del Vaticano, debido a un ictus cerebral acompañado de un colapso cardiovascular irreversible, según ha confirmado el profesor Andrea Arcangeli, director de Sanidad e Higiene del Estado de la Ciudad del Vaticano.
Causas médicas certificadas
El Vaticano ha certificado que la muerte de Francisco se verificó mediante un electrocardiograma tanatológico. La información dio a conocer que el pontífice presentó un cuadro clínico previo complejo que incluyó insuficiencia respiratoria aguda por una neumonía bilateral multimicrobiana; bronquiectasias múltiples, una afección crónica que provoca acumulación de mucosidad y deterioro pulmonar; hipertensión arterial; y diabetes tipo II.
Estos factores, combinados con el derrame cerebral y el fallo cardiovascular, resultaron letales. “Declaro que las causas de la muerte, según mi conocimiento y conciencia, son las arriba indicadas”, escribió Arcangeli en el informe oficial difundido este lunes por el Vaticano.
Un final marcado por la fragilidad respiratoria
Francisco había sido hospitalizado en varias ocasiones por problemas respiratorios en los últimos años. En 2021 se le extirpó parte del colon y, más recientemente, su equipo médico había reconocido un estado de salud «frágil, pero estable».
La muerte del Papa ocurre en un contexto de enfermedades preexistentes que afectaban tanto su sistema cardiovascular como respiratorio, lo que agravó los efectos del ictus cerebral registrado en la mañana de este lunes.