La operación Enroque Bal y Manso ha sacudido Baleares y ya se considera un punto de inflexión en la lucha contra el narcotráfico. Más de 40 detenidos, toneladas de droga incautada y una organización internacional desmantelada que usaba a Ibiza como puerto seguro para entrada de sustancias. Pero lo que realmente marca un antes y un después es el método empleado: micrófonos ocultos en los domicilios de los cabecillas.
La técnica inédita en las islas
Con autorización judicial, la Policía Nacional y la Guardia Civil instalaron dispositivos de grabación en varias viviendas. Las escuchas ambientales, junto a intervenciones telefónicas y seguimientos balizados, permitieron recabar pruebas clave, según OK Baleares.
Hasta ahora, esta medida, contemplada en la Ley de Enjuiciamiento Criminal, nunca se había aplicado en Baleares. El Supremo la restringe a delitos de extrema gravedad como terrorismo o criminalidad organizada, lo que subraya la envergadura del caso.
Un detective al servicio de los narcos
Entre los arrestados destaca un detective privado mallorquín, con licencia en vigor y despacho propio. Según la investigación, cobraba de la red para comprobar si determinadas matrículas pertenecían a vehículos de las fuerzas de seguridad. Fue detenido, se acogió a su derecho a no declarar y quedó en libertad con cargos.
Junto a él fueron detenidos un abogado, un expolicía nacional, un agente portuario y decenas de traficantes y distribuidores.
Milojevic, el gran capo
El epicentro de la trama lo ocupaba Stefan Milojevic, líder en España de los United Tribuns y luchador profesional de MMA. Lo que en un inicio parecía una red local resultó ser una de las estructuras de narcotráfico más potentes a nivel internacional.
La organización introducía cocaína y hachís desde el norte de África en lanchas rápidas, que transbordaban la mercancía en puntos del Mediterráneo. El primer almacén estaba en Ibiza, y desde allí se distribuía a Mallorca y a la península.
Los puntos de venta estaban controlados al detalle: Son Banya, Camp Redó (Corea), La Soledad, Virgen de Lluc, además de Llucmajor y Manacor.
A su vez, el abogado Gonzalo Márquez jugaba un doble papel. Además de diseñar el entramado para blanquear dinero, también participaba en el tráfico de drogas. En su despacho de Palma, registrado en la primera fase de la operación, se hallaron documentos, dinero y droga cuya investigación sigue en curso.
Un botín millonario
El operativo permitió incautar 1,4 millones de euros en efectivo, más de 11 kilos de cocaína, un centenar de plantas de marihuana, armas, coches de alta gama, relojes de lujo y obras de arte.
En esa misma fase también cayó Faustino Nogales, inspector de la Policía Nacional. Según Asuntos Internos, su implicación se reducía a su relación personal con Milojevic, sin un papel directo en el tráfico internacional.