La histórica llegada de pateras a Baleares —con más de 500 inmigrantes arribados en apenas una semana— ha puesto en evidencia la fragilidad de los recursos actuales y la urgencia de disponer de espacios adecuados para la primera acogida. Sin embargo, las instalaciones modulares anunciadas para los puertos de Formentera e Ibiza siguen sin fecha definitiva, a pesar de que desde la Administración del Estado en Ibiza se había asegurado que serían «inminentes».
En una entrevista en Radio Ibiza, el delegado del Gobierno en Baleares, Alfonso Rodríguez, reconoció que los últimos días han supuesto «una emergencia humanitaria» que ha tensionado los recursos de Guardia Civil, Policía Nacional, Salvamento Marítimo y Cruz Roja.
Según explicó, la respuesta ha requerido refuerzos extraordinarios, embarcaciones adicionales y una coordinación constante entre servicios para garantizar tanto la seguridad como la atención humanitaria.
Rodríguez detalló el funcionamiento del llamado circuito humanitario de Cruz Roja, que se activa en el caso de unidades familiares o inmigrantes en situación de vulnerabilidad, para asegurarles techo y traslado a la península. No obstante, admitió que la magnitud de los flujos migratorios obliga a pasar de medidas puntuales a una respuesta «más estructural y duradera».
Los centros modulares: promesa sin concreción
El delegado confirmó que ya se ha iniciado la encomienda de estas infraestructuras. En Ibiza, Cruz Roja habilitará un espacio modular de 500 metros cuadrados, anexo a las actuales dependencias gestionadas por la Policía Nacional.
En tanto, en Formentera, se prevé una instalación de 200 metros cuadrados para el régimen de custodia a cargo de la Guardia Civil mientras se tramitan los expedientes de los recién llegados.
Se trata de módulos prefabricados, similares a los empleados en puertos como Almería, preparados para responder a los flujos migratorios con condiciones mínimas de acogida. Según Rodríguez, la Autoridad Portuaria de Baleares (APB) ya ha cedido suelo en ambos puertos y se han realizado los planos de conexión de agua, luz y saneamiento.
Sin embargo, los plazos siguen abiertos. Rodríguez habló de «dos o tres meses» para su puesta en marcha, aunque que días atrás desde la APB se había asegurado que «aún no está formalizada la Autorización de Ocupación Temporal (AOT)», trámite imprescindible para que el Gobierno central pueda instalar los módulos.
«Nosotros esperamos que en dos o tres meses puedan estar. Lo que se ha hecho ahora es lo que son la planimetría para las tomas de agua, de agua residuales, de luz, en las zonas que excede la autoridad portuaria, a quien quiero agradecer también la flexibilidad que ha tenido a la hora de accedernos a espacios en los tres puertos», destacó Rodríguez.
Entre la urgencia y la burocracia
Los plazos dados por el delegado contrastan con lo dicho a principios de agosto por la directora insular de la Administración del Estado en Ibiza, Raquel Gausch, quien había afirmado a La Voz de Ibiza que la implantación de estos espacios era «inminente».
Desde la APB habían explicado que la ley permite autorizaciones temporales de hasta tres años, aunque habían advertido que «los flujos migratorios van cambiando» y que nadie puede prever cuánto tiempo se necesitarán estas infraestructuras.
Un reto que va más allá de Ibiza y Formentera
Rodríguez subrayó que la acogida en las islas es siempre temporal (24 a 48 horas), ya que la mayoría de migrantes sigue su ruta hacia la península. Aun así, insistió en que la presión sobre servicios locales es real y requiere refuerzos permanentes, tanto materiales como humanos.
Mientras las autoridades debaten plazos y autorizaciones, las llegadas continúan dependiendo de las «ventanas de oportunidad» que aprovechan las mafias en el mar en calma. Y las islas, con recursos al límite, siguen esperando que lo «inminente» se traduzca en una fecha concreta.