El proceso de participación ciudadana que anunció el presidente del Consell de Ibiza, Vicent Marí, el pasado verano para determinar si es mejor construir una planta incineradora de residuos en Ibiza o trasladar la basura que no puede ser reciclada a Mallorca para que sea incinerada en la planta que se hace llamar de valorización energética de Tirme en Son Reus se pondrá en marcha durante el primer semestre del año que viene.
Así lo ha asegurado el conseller insular de Gestión Ambiental, Ignacio Andrés, a La Voz de Ibiza. Andrés no se atreve a poner fecha al arranque, ni tampoco a la duración del proceso y, por lo tanto, la fecha de la toma de una decisión se antoja lejana.
A pesar de que el final de la vida útil del vertedero de ca na Putxa está cercano y de que el tiempo apremia si se quiere tener una incineradora lista en un plazo de cinco años, Andrés ha restado importancia a la dilación en la puesta en marcha del diálogo «con todo el mundo que tenga algo que decir». «Hay tiempo», ha garantizado.
«Juegan con fuego»
Opinión que dista de la expresada por fuentes del sector. «Están jugando con fuego porque si optan por una incineradora, los trámites no son fáciles ni rápidos. Modificar el plan director de residuos, decidir el emplazamiento, expropiar si es necesario, redactar los proyectos, superar los trámites ambientales, licitar las obras, construir la planta y ponerla en marcha… no se hace en cuatro años», explica un profesional del sector a La Voz de Ibiza. El coste de construcción de una incineradora se acercará a los 200 millones de euros, lo que complica aún más la tramitación administrativa del proyecto.
Antecedentes como los retrasos en la puesta en marcha de la planta de ca na Putxa, en la licitación de las líneas de autobús y la tramitación del plan especial del puerto de Ibiza, por poner solo tres ejemplos de la celeridad con la que Ibiza resuelve sus problemas, no invitan al optimismo.
Entre cinco y siete años
No hay certezas de cuál es la fecha definitiva del fin de la vida útil del vertedero insular de ca na Putxa. La horquilla se sitúa entre los «cinco y siete años» en función del porcentaje de residuo que no sea reciclado y acabe enterrado.
Europa fija que en 2030 el porcentaje de reciclaje ha de ser del 65% y de un 10% como el máximo que puede depositarse en un vertedero, lo que obliga de facto a la incineración, bien en Ibiza bien en Mallorca, salvo un crecimiento exponencial del reducir, reutilizar y reciclar.
La última celda en 2024
Más certidumbre hay en que la clausura de la celda seis se producirá «en unos meses», probablemente durante el primer trimestre de 2024. A continuación, se pondrá en marcha la celda siete y última. «Depende de la cantidad de residuos que generemos y de la cantidad que seamos capaces de reciclar tendremos más o menos margen», ha insistido el conseller.
Dados los plazos conocidos, la opción de enviar la basura a incinerar a Mallorca parece inevitable, aunque se acuerde construir una incineradora. Menorca ya lo hizo cuando tuvo problemas con el sellado de las celdas del vertedero insular. Experiencia y capacidad en tratar basura importada tiene la planta de Son Reus que, además de la experiencia temporal con los residuos de Menorca, ha tratado basura de Nápoles (Italia) y de Irlanda.
‘Exposición pública’
El conseller insular ha destacado que tanto el estudio encargado la pasada legislatura a la consultora externa Uxama Ingeniería y Arquitectura como el contrainforme elaborado por los técnicos de la institución están colgados íntegramente en la página web, en lo que sería una especie de exposición pública no reglada, ya que no se ha producido aprobación inicial ni provisional ni ha sido publicado el anuncio en el BOIB. «Los informes están íntegramente a disposición de quien los quiera estudiar en nuestra página web, por lo que ya hemos empezado el proceso», ha señalado Andrés.

Asociaciones de vecinos, plataformas de afectados, ayuntamientos, Autoridad Portuaria, ecologistas, partidos políticos y «todo el que tenga algo que decir» formarán parte de este proceso de participación ciudadana que están diseñando desde el departamento de Gestión Ambiental del Consell y del que no ha querido facilitar detalles el conseller sobre su metodología.
Oposición de la izquierda
PSOE, Unidas Podemos y los ecologistas han expresado su oposición a la construcción de una incineradora en Ibiza, planta que generaría casi el 20% de las necesidades energéticas de la isla.
Al contrario de lo que pudiera parecer, los ecologistas se inclinan por ampliar el vertedero, infraestructura en la que solo se podría depositar el 10% de los residuos generados, ya que el otro 90% sería reciclado. Los socialistas no han dicho cuál es su propuesta.
Dos alternativas
El informe de la consultora externa recomienda el traslado de los residuos a Mallorca mientras que el contrainforme de los técnicos del Consell de Ibiza señala que la mejor opción es la de construir una incineradora. La construcción de un nuevo vertedero o la ampliación del actual parecen descartadas.
El informe de Uxama se inclina por el traslado de los residuos por el elevado coste medioambiental que supone la construcción de una incineradora y por la oposición que presupone de la sociedad ibicenca a la nueva infraestructura. En contra de este sistema, el trasiego de camiones desde ca na Putxa, donde continuarían llegando los residuos para su tratamiento antes de ser enviados en contenedores al puerto.
En cuanto a huella de carbono, las alternativas ofrecen resultados similares, mientras que en costes económicos, el traslado de los residuos es mucho más barato que incinerarlos en Ibiza, si el Estado subvenciona el transporte, tal como prevé la ley.
Sea como fuere, los costes serán repercutidos en el recibo que pagan los ciudadanos. Este es uno de los elementos que influirá en la decisión.