Cuenta la historia que en una señora de Georgia en EE.UU. llamada Catherine Evans Whitener revolucionó la manera de coser a principios de los años 1900. Esta artesana rural mejoró con solo 15 años de edad una técnica de coser llamada tufting, que traducido al español significa mechones. Su prolífica carrera hizo que Georgia se convirtiera en el mayor productor de alfombras y colchas, las cuales, vendía a 2,50 dólares cada una.
Se pueden hacer alfombras de muchas maneras y con materiales muy diversos, pero concretamente este tipo de fabricación textil, el tufting, ha causado furor a raíz de haber nacido como un nuevo pasatiempo pandémico para muchos.
Según la popular aplicación Xiaohongshu, el equivalente a Instagram en China, en el primer trimestre de 2022 las búsquedas de la palabra tufting aumentaron un 566 % con respecto al mismo período del año anterior, mientras que las publicaciones relacionadas recibieron más de 73 millones de visitas.
Dicen que esta técnica alivia el estrés y la ansiedad, pero, fundamentalmente, lo que supuso fue una gran vía de escape ante las medidas de aislamiento social a causa del coronavirus.
Voy al encuentro de Bárbara Annovelli (Ibiza, 1982), conocida artísticamente como Bárbara Velli, quién se dedica a crear piezas de arte utilizando esta técnica. Me cita en su taller, un espacio inundado de colores y texturas, máquinas, artilugios y bastidores.
-¿Cómo empieza tu historia?
-Nací y crecí en Ibiza y como todo adolescente isleño tenía unas ganas locas por irme de la isla a los 18 años a unos de los destinos más comunes en esa época que eran Madrid, Barcelona o Valencia. Optamos 5 amigas y yo por Barcelona para ir a estudiar. Nos alquilamos un apartamento y empezamos a estudiar, en mi caso, Educación Infantil que es un grado superior y te habilita para estudiar luego en la universidad. Estuvo muy bien porque fue aire fresco el salir de la isla pero después me di cuenta de que no me apetecía seguir estudiando o quedarme en Barcelona. Entonces decidí viajar. Hacía el clásico trabajar en verano para viajar en invierno.
-¿Qué tipo de trabajos?
-Niñera, camarera y mercados con mi familia.
-¿Y luego?
-En uno de mis viajes, a Tailandia, me enganché a la cocina y al volver empecé a trabajar en el restaurante Casa Colonial durante un verano y sentí que la cocina me gustaba mucho, me sentía cómoda. Luego me puse de novia con un argentino que estaba metido en cocina y decidimos emprender en nuestro proyecto de servicio de catering para eventos o incluso hacíamos cenas en casa y también en esas épocas, cuando todo todo era más flexible hacíamos comida que después vendíamos en el mercado medieval o en la calle. Luego me separé y me puse a trabajar en casas privadas, sobre todo a través de Deliciously Sorted que es una agencia de de servicio de concierge. Nunca me sentí del todo preparada pero en la vida hay mucho de actitud, y estuve con ese trabajo un tiempo.
Luego me asocié a una chica de Brasil y nos pusimos a trabajar durante tres años en Cala Compte en un centro de yoga de una yogui que era muy exitosa, tenía cada año de abril hasta noviembre lleno. Lo pasábamos bomba. Luego me casé con mi actual pareja, Sebastián que es argentino y nos fuimos a vivir a Buenos Aires. Cuando llegué ahí, pese a haber viajado mucho y de haber sido criada por mis padres que también son argentinos, fue increíble porque tuve la suerte que vivíamos con el sueldo de mi marido. Sin la necesidad de trabajar tuve el tiempo para descubrir y meterme en el mundo del arte, sintiendo que lo de la cocina ya no era lo que quería hacer.
Una pintora amiga de mi madre me regaló un set de pintura y si te dan limones haces limonada… Entonces me puse a pintar. Contraté un profesor y estuve pintando unos cinco años. Me atrapó el mundo del arte que siempre pensé que no era para mí. Y acabé haciendo miles de cuadros que acabé regalando.
-¿Qué tipo de pintura?
-Empecé haciendo muchas figuras abstractas, lo de mezclar colores siempre me gustó mucho. Pero también me gustan mucho los cuerpos. Pintaba un paisaje abstracto y le metía una figura humana. Pero bueno, también hacía otras cosas.
-¿Y luego de la pintura cuál fue el siguiente paso?
-Descubrí la cerámica. De repente para mí eso era una maravilla, en ese momento quería hacer eso siempre. Utilizaba torno, que luego descubrí aquí que hay gente que hace cerámica sin torno, todo a mano y mesada, pero era mucho más difícil, mucho más técnica y más lento, y yo necesito que el proceso sea más rápido por eso me enganché al torno.
-¿Qué tipo de objetos hacías?
-Floreros, jarrones, platos que luego pintaba, tazas… de todo. Siempre fui muy colorinche, me gustan mucho los colores estridentes. Ahora en mi último trabajo es cierto que bajé un poco a colores más mate.
Luego llegó el Covid, ya con dos hijos, descubro una técnica de lana que se llama Punch Needle que consiste en unir lana a partir de una aguja que se le llama “mágica” que se hace punto por punto. Estuve todo un invierno haciendo una alfombra [risas]. Luego mi marido, súper-mega-porteño se iluminó y aceptó volver a Ibiza, así que yo feliz, y vine muy decidida en hacer arte, a pesar de no saber bien qué expresión iba a usar.
Lo que tenía claro es que quería poder hacer piezas en las que no dependiera de nadie, que pudiera acabar sola, con la cerámica sentía que iba a necesitar ayuda. Luego una amiga, genia y artista, me vio trabajar la lana con la aguja y me enseñó que había otra manera: el tufting. Y desde allí, en modo autodidacta, fui haciendo y claro, mucho más rápido.
Llevo tres años ya y la gente me dice que qué rápido incorporé esta técnica pero en realidad siento que no empecé hace pocos años, siento que esto empezó con mis primeras pinturas. A mí me parece que todos somos artistas, es solo ponerse y practicar y la expresión luego sale sola. Claro que como cualquier artista tuve muchos altibajos pero estoy orgullosa de haber persistido. Y durante todo ese proceso he hecho de todo, cuadros, cerámica, bolsos… pero luego me di cuenta que lo que más me gusta es hacer tapices, que es como hacer cuadros pero con lana. Cuando empecé a hacer tapices mis amigos me decían “es por ahí, es por ahí” y sí, era por ahí [risas].
-¿Qué es el tufting exactamente?
– Es lo mismo que el Punch Needle pero más rápido, el proceso o enganche es el mismo.
-¿Y cómo lo trabajas?
-Haces primero un bastidor, luego dibujas de un lado sabiendo que trabajas como en espejo, o sea, dibujo el boceto de un lado sabiendo que el resultado final estará del otro. O sea que si escribo algo lo tengo que escribir al revés. Una vez que está terminado le pongo un látex y espero que seque 1 o 2 días, y ahí lo saco del bastidor.
-Explícanos las herramientas que usas.
-Está la aguja manual o Magic Needle que te comenté que es punto por punto.
Luego están estas dos pistolas que una se llama Loop porque no tiene la tijera integrada y da la vuelta y te hace el nudo. Y luego la otra se llama Cut porque si tiene tijera, saca y corta la lana. Y luego le puedo cambiar la punta para que me haga mechones más largos.
Cuelgo el rollo para que no estorbe, enhebro la lana en la pistola y listo.
-Entiendo que estos tres tipos de herramientas determinan texturas por ejemplo.
-Sí. Yo hago el dibujo predeterminado que luego lo sigo al pie de la letra o puede que lo cambie, pero me gusta tener una guía de base. Pero luego las texturas las decido en el momento.
-Utilizas dos tipos de materia prima, acrílico y lana, ¿Cuál es la diferencia?
-Al principio utilizaba mucho el acrílico porque los colores son más estridentes pero hay una cosa que está clara; si al tapiz lo vas a colgar, acrílico va bien, pero si la vas a pisar acrílico no es lo recomendable. Luego me volví fanática de la lana porque tiene una calidad que dura para toda la vida, además que ahora estoy con colores más mate entonces puedo hacer el cambio a lana en cuanto a colores más fácilmente. Pero ahora que estoy con tapices me doy cuenta que vale también mezclar las dos, de base la lana con touches de acrílico. Pero hay gente que prefiere el acrílico.
-¿Entonces las alfombras que también haces todas son de lana?
-Sí
-¿Y no trabajas con otro material además de esos dos?
-Sí, con algodón, que me encanta el resultado pero se me enganchan mucho las pistolas porque es muy fina y suave. Pero es parte del aprendizaje, también compro varios tipos de lana para ver qué pasa y voy probando porque además mis tapices me permiten jugar con cualquier tipo de material.
-¿Pero hay tipos de calidad, de gramaje…?
-Hay todo, y para mí es lo más complejo. La lana que más me gusta es la de Nueva Zelanda que es la lana que usan todos los fabricantes de alfombras de lana de gran calidad del mundo. Y van muy bien en las pistolas.
-¿Qué tipo de alfombras haces, con figuras reconocibles o patterns…?
La última que hice para el Hotel Na Xamena es toda lisa. No me gustan todas lisas, tiene que haber diferentes grados de altura porque además tengo una máquina que afeita, y lo más normal es que con tufting cuando acabas, afeitas la obra para emprolijarla. Hay quienes son super pro y la utilizan para ir más allá de un simple acabado, para modelar o hacer contornos. Yo la uso para quitar los pelos que sobran y para rebajar alturas. Al final acabaron casi todas en casa [risas].
-¿Por qué?
-Porque estaba haciendo muchas y se acumulaban en el taller. Además es difícil ponerle precio a cosas como esas por todo el tiempo que uno invierte cuando por internet puedes comprar iguales o muy parecidas y mucho más baratas. La gente no valora un trabajo tan personal contra uno industrial. Por eso es mucho mejor hacer algo tuyo, personal, que no tenga referencia ni parecido a nada antes que hacer algo abstracto que le guste a todo el mundo.
-¿Y qué tamaños de alfombras haces?
-A mí me encantaría tener un bastidor más grande, pero bueno, hoy por hoy este de 3 x 1,10mts va bien. Y si me piden el doble hago dos y los coso al medio.
-¿Cómo se lava una alfombra?
-Esa es otra razón más de porque me gusta más la lana porque el acrílico se destroza. Obviamente nunca jamás puedes meter una alfombra en la lavadora. Si se mancha una alfombra de lana con un poco de agua, un trapo y un jabón neutro la dejas nueva otra vez. La puedes llevar a una lavandería profesional que la va a dejar impecable. Yo recomiendo idealmente dos veces al año o al menos una la lleves a un lugar profesional que la limpie.
-Y veo bolsos aquí, ¿fue un experimento o tuvieron su momento?
-Fue un momento que quise probar mechar lana con ropa y fue a raíz de unos chalecos que le hicimos a mi padre. Antes trabajaba con un chico que cosía, yo hacía lo mío con las pistolas con lana y el remataba la tela. Pero fue un momento de exploración, no me quiero dedicar a eso. También en Formentera me regalaron unas botellas enormes y las forre. Son infinitas las posibilidades, pero ahora me quiero centrar en algo, y lo que más me divierte es hacer tapices grandes. Ahora igual espero vender todo el material que tengo y disfrutar de este impass de ver qué es lo siguiente pero desde la libertad de poder hacer cualquier cosa, ya que antes era muy estructurada.
-¿Qué artistas sigues que hagan lo que tú haces?
-Una es Julia Kiryanova y también Alfhild Külper.
-¿Cuánto has tardado en hacer tu primera serie?
-Seis o siete meses. Por momentos creía que iba a ser más rápido y luego no fue tanto, empecé a hacerlos muy grandes y luego más pequeños porque quería llegar a la exposición que fue en julio. Pero durante esa etapa me pasaron cosas muy bonitas que me alentaron mucho a seguir, cómo ganar el primer premio del OD Arts Awards, a quienes estoy súper agradecida porque me han dado una oportunidad de exponer, un empujón, además sin pedir comisión, y me pidieron una pieza para exponer en el festival de arte Can Art Fair que es espectacular, lo máximo a lo que arte en Ibiza se refiere, y tener una pieza allí para mí fue muy importante. Voy a participar también del de este año, con temática de La Sal, el 28 de septiembre.
-¿Cómo te nace hacer esta serie que has inaugurado hace poco?
-Uno de los primeros que me salió era un personaje alado y me recordó mucho a El Loco, una carta del Tarot – a mí me encanta el Tarot – y se me ocurrió hacer la serie. Ya no quería hacer más popurrís de cosas sin conexión entre sí. Y ese tapiz fue el primero que vendí y ahí empezó la etapa de los tapices.
-¿Qué han podido ver las personas que visitaron tu obra expuesta en Sargantana by Ad Libitum ibiza?
-Tuve allí unas 20 piezas con los arcanos del Tarot a los que les cambié el nombre y el dibujo. Esto me nació porque desde hace muchos años que hago mucho trabajo personal, desde constelaciones, biodescodificación a varios tipos de terapias alternativas.
Pero mi terapeuta amiga de toda la vida que tira el Tarot, y con ella descubrí que podía resolver varios tipos de conflictos que me surgen día a día y con el Tarot sentí que ella me traía mucha claridad. Ella igual mezcla varias técnicas pero para mí la que más me gusta es el Tarot. Hay muchos tarots pero a mí el que me gusta es el de Marsella. Yo leí algo de Yung y mucho a Jodorowsky que lo amo y él dice que cómo puede ser que alguien pueda estar tan evolucionado para escribir eso hace tanto tiempo, con tanta simbología, profundidad… Hay por ejemplo un montón de parejas; El Rey y la Reina, etc, pero es que hay El Papa y la Papisa… ¡¿A quién se le puede ocurrir semejante cosa en esos tiempos?!
Ahora que hice esta serie por primera vez descubrí en vivo qué significa el Tarot. Antes era cómo que me dejaba llevar pero no entendía nada de cada Arcano, ahora realmente entiendo el hecho de que el proceso que todos los seres humanos hacemos constantemente no va en orden por ejemplo, y estudio mucho con ella e hice un curso intensivo de todo un día y para mí fue lo máximo porque pude avanzar y desarrollar un montón de cosas mías, tratar con bloqueos, por decirte una. También eliminé prejuicios sobre las cartas al entender que ninguna es buena o mala, todas son parte de nuestro desarrollo espiritual y cuanto más puedas ver y hacerte cargo más evolucionas.
-Como la carta de La Muerte que la gente ve y se espanta pero en realidad quiere decir el fin de un momento, o de una etapa…
-El tapiz de la muerte lo vendí dos veces [risas]. Me lo compró un amigo, pero luego antes de entregarla la quiso comprar una turista y mi amigo me dijo véndesela y luego me haces otra.
La carta es oscura porque es un cadáver como protagonista y yo hice en realidad una mariposa con cuerpo de cadáver y la llamé en vez de La Muerte, La Metamorfosis. Si te sale la carta de la muerte sí que puede ser literal pero en la inmensa mayoría de los casos es cambiar patrones, condicionamientos, etc. Y cuando estaba preparando esta serie sentía algo muy loco como que estaba convocando a los arcanos. También te cuento que el día de la inauguración vino mi amiga que te mencioné, Encarna, y tiró las cartas a los invitados que me pareció muy bonito que se llevaran algo para sí mismos, y se fueron agradecidos.
-¿Tú tiras el tarot también?
-A mí sí, y cuando tengo dudas le mando fotos a Encarna que me lo explica pero claro, yo ahora entiendo cada arcano por lo que su devolución tiene aún más significado para mí porque entiendo más.
-¿Tienes una carta favorita?
-Sí, pero va cambiando, pero cuando hice la serie mi carta favorita era El Colgado, y que significa un momento de reflexión, de parar, y luego volver a empezar. Me encanta porque además creo que es muy necesario en el momento en el que, como humanidad, estamos inmersos. A veces queremos resolver un problema durante el movimiento y quizás lo más sensato es pararse un momento. Pero cada carta es el cómo cada uno ve e interpreta en ese momento que mira, porque la misma carta hoy puede significarte una cosa y en otro momento tiene otro significado porque estás en otro momento personal. A mí me encanta, lo veo tan claro, tan lógico…
