Padre del skate y antídoto contra la adicción a las pantallas en Ibiza: «Un patinete necesita sentido común»

A mediados de los años 70, los primeros skaters californianos comenzaron a deslizarse por piscinas vacías, sin saber que estaban fundando una subcultura que llegaría a todos los rincones del mundo. Poco después, en las mismas calles y parques urbanos, las bicicletas BMX tomaban impulso, nacido del ingenio juvenil por imitar el motocross con bicicletas. Desde entonces, ambos deportes no solo crecieron en popularidad, sino que se convirtieron en formas de vida, símbolos de libertad, creatividad y resistencia.

En la isla de Ibiza, más conocida por sus playas y fiestas, un nombre ha sido clave para que estas disciplinas encontraran su lugar: WEAKHEAD.

Mauro Broglia, propietario de una tienda de ropa y deportes urbanos, pionero en construir circuitos de skate, BMX y motocross infantil y firme defensor de estos deportes, no solo ha impulsado una escena local: ha encendido la chispa de la pasión deportiva en niños y jóvenes de la isla.

Hoy charlamos con este uruguayo afincado en Ibiza hace 25 años sobre su historia, su visión, sus batallas y, por supuesto, sobre ruedas y saltos.

-Cuéntanos un poco de tu vida previa a llegar a Ibiza en el año 2000.

-Al acabar la escuela me asocié a la Asociación de Surf de Uruguay donde era locutor. Una vez fuimos a un (campaonato) Panamericano en Río de Janeiro y cuando acabó les pedí las camisetas a los chavales que ponía “Asociación de Surf del Uruguay” y conseguí que el padre de uno de ellos me prestara un garaje y ahí monté mi primera tienda.

Ese fue el nacimiento de Weakhead. Vendía camisetas y tablas usadas de surf, entre otras cosas. Luego me di cuenta que no había un promotor de skate en Uruguay y entonces me acabé convirtiendo como el padre del skate. Inauguré un skate park que aún existe y se llama El Pozo. Luego pasé a una tienda, y a otra, y a otra y al final acabé con 3 tiendas y 9 empleados lo que me obligó a trabajar 6-7 años muchísimo siendo muy joven.  Después me propuse hacer un viaje por Europa de 7 países, viajé a Barcelona, luego a Ibiza y se acabó el viaje [risas]. ¡Me enamoré de Ibiza tanto! No solo por la naturaleza sino porque todo el mundo se ayudaba de verdad, indiscriminadamente… y ahora hay que elegir a quién ayudas. 

Luego de unos años empecé a trabajar de camarero en un restaurante pero ya sabía qué iba a hacer. Ahorré durante 5 años y al final en 2008 alquilé un espacio muy pequeño a la vuelta de la DGT que duró 8 años, y luego ya me pasé al actual donde llevo 9, o sea que hace 17 tengo Weakhead funcionando. 

-¿Pero cuál ha sido el momento o el germen de todo lo que vino después?

-Cuando yo era muy pequeño vino alguien que hizo un circuito de bicicross, de BMX, muy cerca de mi casa, y eso influyó mucho en mí. Me marcó, y más tarde pensé que si ese circuito fue tan importante e influyente en mí, por qué no hacer yo lo mismo para chavales de 12 o más años. Treinta años más tarde es a lo que me dedico, mi leitmotiv es cambiarle la vida a la gente, dándoles un camino a los más jóvenes que muchos van perdidos. 

-¿Qué se puede encontrar la gente que visite tu tienda?

-Pasión por lo que hacemos lo primero, y luego de todo tipo de cosas para deportes no tradicionales, esto no es básquet ni fútbol, es deporte alternativo. Es motocross, es enduro, es BMX, es skate… 

¡“Es un estilo de vida [grita su hijo Bautista desde el fondo – sigue Mauro]… toda la familia está metida en la tienda y la escuela, y sí le he podido transmitir la pasión a mis hijos por esto, triunfé. Alguien me dijo que el éxito es cuando tienés 50 años y tus hijos quieren hacer planes contigo.  

-¿Cuándo montaste el primer circuito y dónde?

-En 2008 empecé a pelearlo. Me costó muchísimo que me dejaran, literalmente 10 años. Iba al ayuntamiento cada semana y cuando me veían llegar me decían imitando mi acento uruguayo “a qué venís vos, Maurito, que ya sabés que la respuesta es no” [risas], a lo que yo respondía que lo que pedía era un espacio muy pequeño de terreno público para hacer algo bueno para la comunidad. Un circuito de bicis que no hay en la isla y algo probado en el mundo que funciona, que hace bien. 10 años más tarde me lo permitieron y lo monté frente al B-fit en 2018 (en Ibiza). Los dos secretos para conseguir las cosas para mí son, primero; machacar, no parar de insistir. Y la segunda es no se lo cuentes a nadie cuando está en fase de proyecto. 

Después hicimos el que está detrás del Mercadona de Puig den Valls (Santa Eulària). 

-Cuando lo vi pensé que era de coches a radio control porque es pequeño y muy comprimido.

-Se metían a usarlo porque no tenían uno, ahora en Santa Eulalia hay uno específico para eso. Luego sí, tiene que ser comprimido porque tienes que dibujar la parábola del salto de una rampa y con ese envión llegar a la siguiente. 

-¿Qué obstáculos encontraste al principio con los circuitos y cómo los superaste?

-En Puig d’en Valls me prestaron el espacio por 6 meses y nos quedamos 6 años. Nunca tuvimos una sola denuncia. Es más, cuando el ayuntamiento nos dijo que basta porque querían el espacio para la construcción de viviendas los vecinos pusieron sin nuestro conocimiento previo un bufete de abogados para defenderlo porque no quería se quitara. Entonces más que oposición hemos tenido lo contrario. Ahora estoy solicitando otro espacio, a metros de esa circuito, detrás del Mercadona, para hacer un proyecto un poco más grande que sólo un circuito. 

-¿Qué es?

-No te digo [risas].

-Y eres piloto profesional.

-Sí, federado hace 15 años. 

-¿Y dónde corres?

-En el campeonato balear de motocross que se hace en Ibiza, Formentera, Palma y Menorca. Suelen ser como 10 fechas distribuidas en las 4 islas. 

-¿Algún título?

-Sí, salí campeón de Baleares de motocross en 2017 y campeón de Baleares de enduro unas 5 veces. 

-¿Cuál es la diferencia entre motocross y enduro?

-Motocross son circuitos cerrados, me ves pasando por la misma curva unas 30 veces. Enduro es del punto A al punto B atravesando campo.  

-¿Y qué me puedes contar sobre la Escuela?

-Empezamos dando clases a niños entre amigos sin saber mucho que hacíamos pero fuimos puliendo todo y en 2018 que me había quedado solo con el proyecto le pedí a toda mi familia que entrara a ayudar. Lule, mi mujer, tomó las riendas de todo lo que es organización y comunicación con los padres mientras yo me ocupaba de enseñar. Luego se sumó mi hijo Bauti que es skater y en muy poco tiempo terminó él de profe y yo de asistente. También con BMX, que se lo inculqué de muy chiquito. 

-¿Y cómo es, cuántas veces por semana, hay que apuntarse con un coste mensual fijo…?

-Es una vez por semana, los sábados por la tarde, sin coste mensual. Vienen los padres, traen a sus hijos, pagan por el día, y las actividades duran 2 horas. También damos clases para padres. 

¿Qué impacto has notado en los niños y jóvenes que han participado en las actividades que organizas?

-Lo primero que hago es cuando tengo a todos juntos les hago gritar su nombre. Porque es natural que lleguen tímidos, y con esto se relajan. Lo primero es integración, que sientan enseguida parte de algo. Que pertenecen. A partir de ahí se aprende a divertirse sanamente, a compartir, equilibrio, trucos… 

-¿Y qué le dices a los padres para que se queden tranquilos de dejar a sus hijos contigo para hacer actividades como estas?

-Que se queden y vean [risas]. Yo lo que les digo es no traigas a tu hijo, primero pásate por el circuito un sábado y mira lo que hacemos, y que tu hijo vea. Y ya el sábado siguiente espero que sea tu niño quién te diga que quiere venir. Y como los padres ya ven lo que hacemos no hace falta explicar mucho más. 

-Y estoy pensando ahora que además en una época con una adicción nueva y tremendamente adictiva como son las pantallas, esto es una gran solución para los padres preocupados por no poder despegar a sus hijos del móvil, ¿no?

-Exacto, nunca me voy a olvidar la cara de un padre que me dijo “nos sabes cómo te agradezco que sacaste a mi hijo de las pantallas por 4 horas…” Pero va más allá, porque una vez que vienen se enamoran de la bici y luego salen solos a andar por el barrio y a probar trucos, así que lo que hacemos en un punto es hacer un détox digital. 

¿Qué te parece la evolución del skate? Digo, ahora hasta hay patinetes eléctricos que con un botón van solos, yo que hice skate por 40 años, llámame tradicional, pero no es lo mismo – digo – siendo old school para mí el skate es tracción a sangre…

-A la evolución no se la puede parar con nada, es inevitable. Coincido contigo al 100%, los deportes de pasión son tracción a sangre. Pero no lo veas como una continuidad de aquello sino como algo diferente. 

-¿Has probado la tabla eléctrica de Cross que sube montañas?

-Me da miedo, todo lo que tenga una aceleración brutal me da miedo, ¡y te lo dice un piloto de moto! La diferencia es que cuando corro en moto voy equipado con todo tipo de protecciones y en cambio en skate vas a pelo. Mis peores caídas fueron en patinete eléctrico [risas]. 

-Los patinetes generan controversia y problemas… 

-¡Es que hace falta dar cursos de sentido común! Si ves una madre con un carrito con un bebé, hay que parar, bajarse, y pasarlos caminando. Es básico, es obvio. Si veo un señor o señora mayor, lo mismo. 

-La BMX sí “se salvó” de la evolución, se ha mantenido igual desde siempre…

-La evolución de la BMX es la rotación. Antes eran todo trucos más estáticos, mucho freno de adelante – picar y caer con la de atrás o hacer girar el manillar o el cuadro. Ahora el que va en la bici es el que rota, o sea, roto back flip, roto 360, roto back o front flip…  La evolución es el piloto y la bici rotando, no es de botón acelerador como el skate u otros. Es que la BMX no tiene como mutar. Es bici, poco peso y otras características propias pero inamovibles. 

-¿Hay diferencia entre los fans de estos deportes y de otros como el fútbol por ejemplo. 

-No, son todas diferentes comunidades unidas por la pasión a un deporte en particular pero no veo diferencia. 

-Sí, pero siento que el skate y la BMX son más una movida cultural que un deporte, tiene su propia música e indumentaria, no sé, se me hace cómo más tribu urbana que fans de un club de fútbol que se ponen las camisetas y cantan pero ya está…

-Es como dijo mi hijo, el skate o la BMX o el surf son más que deportes, son estilos de vida. Se mete en el cuerpo. Puedes hacer surf y no ir con el pelo rubio y largo, pero generalmente se mete dentro.

-Veo esta moto diminuta, ¿para qué edad es?

-Para 3 años de edad. 

[riéndome] -¡Pero si apenas saben caminar!

-El mínimo es 3 años. 

-¿Y has vendido motos para tan pequeños aquí en Ibiza?

-Felizmente sí, muchas. 

-¿Y adónde los llevan los papás para que circulen en ellas? 

-Bueno, es que son eléctricas, o sea, no hacen ruido que es lo que le molesta siempre a los vecinos. Y pueden llevarlos a circuitos o a la plaza misma. Hay un montón de niños que ven motos pasar por la calle y dicen “runrunrun”, ya lo llevan dentro y los padres se dan cuenta y les compran una porque encima son muy asequibles de precio. 

-¿Y qué te parecen los híbridos eléctricos estos entre bicis y motos, no una bici eléctrica, si no, esas bicis de Cross con motor eléctrico?

-Que todavía no alcanzó el estado de producto final, están en transición. A mí me gustan pero no alcanzaron su cumbre aún. 

-¿Hay una comunidad motera grande en Ibiza?

-Sí. Conozco a muchos dentro del mundo del motocross y enduro. 

-¿Qué falta para que estos deportes sean más populares?.

-Fomento. Más parques. Más circuitos. Más controles de las autoridades para las licencias que dan, de chequeo digo, de ver qué más se podría hacer por ejemplo. 

Y te digo eso aún reconociendo y agradecido muchísimo con el ayuntamiento de Ibiza y Santa Eulalia por todos los permisos y cómo la vieron al final. Otra vez; ¡Fomento!

-¿Cuál es tu marca de motos favorita?

-¡Honda!

-Última: ¿Quién es tu ídolo motero? ¿Il Dottore?

-En calle, seguro, pero luego hay un piloto ahora mayor que se llama Graham Jarvis que es como el padre del enduro. Un crack, un equilibrio supremo. 

En una isla conocida por su sol y su música, Mauro decidió que también hubiera espacio para las ruedas, los saltos y la adrenalina. Lo hizo abriendo caminos –y circuitos– donde no los había, dándole a los niños una excusa para salir, ensuciarse y encontrar su equilibrio no solo sobre una tabla o una bici, sino también en la vida.

Gracias a su visión y esfuerzo, Ibiza no solo baila de noche, también rueda de día.