TECNOLOGÍA

Las baterías que prometen durar 40 años ya son una realidad emergente: así será la revolución que transformará la energía

La nueva generación de baterías de estado sólido avanza hacia autonomías de 1.000 km, cargas ultrarrápidas y una vida útil sin precedentes

Batería en estado sólido
Batería en estado sólido

La carrera tecnológica por conseguir baterías más duraderas, ligeras y seguras lleva años marcando el rumbo del sector de la movilidad eléctrica. Desde que los primeros coches eléctricos comenzaron a despegar, la industria ha centrado sus esfuerzos en resolver un problema clave: la autonomía limitada que impone el grafito en los ánodos de las baterías de iones de litio. Este material, estándar durante décadas, ha supuesto un techo tecnológico que investigadores de todo el mundo llevan tiempo intentando superar.

Alternativas como el silicio, capaz de almacenar mucha más energía, o el sodio, más económico y abundante, han ido abriendo camino. Con distintos grados de éxito, todas ellas han preparado el terreno para una nueva generación de acumuladores que promete romper radicalmente las barreras actuales y acercar los vehículos eléctricos a la autonomía de los motores de combustión.

Baterías de estado sólido: la revolución que ya está en marcha

Entre los avances más determinantes, las baterías de estado sólido (SSB) destacan como una de las tecnologías más prometedoras de las últimas décadas. Su diferencia fundamental reside en la sustitución del electrolito líquido, inflamable y susceptible a fugas térmicas, por uno sólido, mucho más estable, seguro y con mayor densidad energética.

El fabricante japonés Toyota es una de las compañías que más terreno ha ganado en esta carrera. La marca sigue avanzando hacia un prototipo comercial capaz de romper todos los registros de durabilidad y autonomía. Según la compañía, sus nuevas baterías conservarán hasta el 90% de su capacidad después de 40 años de funcionamiento, multiplicando por cuatro la vida útil de las baterías actuales.

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Esto supondría un cambio de paradigma: una misma batería podría reutilizarse en varios vehículos a lo largo de décadas, reduciendo residuos, emisiones asociadas a la extracción de minerales y costes a largo plazo. En términos medioambientales, adquirir una SSB equivaldría a sustituir hasta cuatro baterías convencionales.

Además de su durabilidad, estas baterías prometen superar los 1.000 kilómetros de autonomía por carga, junto con tiempos de recarga mínimos, dos de los factores que más condicionan la aceptación del vehículo eléctrico entre los consumidores.

Una carrera global por dominar la energía del mañana

Mientras Toyota acelera, Asia sigue marcando el ritmo. CATL, BYD, Corea del Sur y China compiten por producir baterías capaces de cargarse en minutos y recorrer miles de kilómetros. Al otro lado del océano, Tesla trabaja en recuperar protagonismo en una batalla tecnológica que podría redefinir la movilidad del siglo XXI.

La competencia entre Estados Unidos, China, Corea y Japón está impulsando una revolución sin precedentes: baterías más seguras, duraderas y eficientes, capaces de borrar definitivamente las diferencias entre el coche eléctrico y el de combustión. Lo que antes parecía ciencia ficción ya se está probando en laboratorios, plantas piloto y carreteras.

Toyota fija fecha para el salto definitivo

Toyota prevé iniciar la producción comercial de sus baterías de estado sólido entre 2027 y 2028. Su desembarco comenzará en modelos de lujo, como Lexus y Century, antes de extenderse a vehículos más populares como el futuro Toyota Corolla.

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El avance, según Interesting Engineering, es fruto de un largo trabajo conjunto con Sumitomo Metal Mining, empresa con la que ha desarrollado materiales catódicos de gran durabilidad mediante un proceso patentado. El proyecto ha sido declarado estratégico por Japón, que invertirá parte de un plan nacional de 7.000 millones de dólares para reforzar su independencia tecnológica frente a China y Corea del Sur.

Además, la refinería Idemitsu Kosan construye ya una planta capaz de producir 1.000 toneladas métricas anuales de sulfuro de litio, un material clave para estas baterías. Con ello, la cadena de suministro sería completamente local, abaratando costes y asegurando estabilidad en la producción.

Un futuro prometedor, pero con desafíos

Aunque las SSB representan un salto gigantesco, los expertos advierten que su adopción masiva llevará tiempo. Los costes iniciales son muy elevados y los procesos de fabricación resultan extremadamente complejos. Aun así, Toyota confía en que su durabilidad, seguridad y eficiencia compensarán la inversión.

Si las previsiones se cumplen, esta nueva tecnología no solo impulsará a los coches eléctricos del futuro, sino que también marcará un antes y un después en el modelo energético global, reduciendo residuos, dependencia de materias primas y emisiones.

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