El secretario municipal se ha convertido en una pieza indispensable dentro de cualquier ayuntamiento, especialmente en los municipios más pequeños.
Su papel técnico y neutral garantiza que todos los actos de la Corporación local se ajusten a Derecho, aportando seguridad jurídica, transparencia y coherencia administrativa.
Es una figura clave en cualquier administración local, como ayuntamientos, consells, diputaciones, consejos comarcales, mancomunidades y similares.
Custodio de la fe pública
Una de las funciones esenciales de este funcionario es redactar y custodiar las actas de los plenos y juntas de gobierno, además de expedir certificaciones de los acuerdos adoptados.
Gracias a esta labor, la ciudadanía y los propios ediles cuentan con un registro veraz de cada decisión, lo que fortalece la confianza institucional y evita conflictos legales.
Es, de alguna manera, como un notario cuya palabra no es puesta en cuestión dada esa condición de fedatario.
Asesor jurídico de la corporación
Además de garantizar la fe pública, el secretario ejerce como asesor legal de los órganos de gobierno municipales. Su responsabilidad incluye la emisión de informes preceptivos en expedientes clave, como contrataciones, convenios o urbanismo, y resolver dudas sobre mociones de censura u otros procesos que requieran máxima pulcritud legal.
Su criterio es determinante para evitar litigios que podrían desembocar en anulaciones o responsabilidades patrimoniales para el consistorio.
Fiscalización y control interno
Otra función fundamental del secretario municipal es la supervisión de que las resoluciones y actos administrativos respeten la ley.
Actúa como garante de la legalidad formal y material, lo que convierte su trabajo en un pilar para la transparencia y la buena gobernanza local.
En municipios de menor tamaño, es común que asuma tareas adicionales, como funciones de tesorería o intervención, cuando no hay habilitados específicos para esos puestos.
Memoria y archivo municipal
No menos importante es su labor como memoria viva de la institución, custodiando el archivo documental, las actas históricas y toda la información clave para mantener la coherencia administrativa de la corporación a lo largo de diferentes mandatos.
De esta forma, se asegura que la información esté disponible y actualizada, fortaleciendo la confianza de la ciudadanía en su administración local.
Un profesional neutral e independiente
A diferencia de los cargos políticos, el secretario municipal es un funcionario independiente, no subordinado al alcalde ni a los concejales.
Esta neutralidad institucional resulta vital en procesos especialmente delicados, como una moción de censura, en los que su papel como árbitro técnico es insustituible.
Nada de todo ello se ha producido en el caso de los contratos publicitarios del Consell de Formentera.