El local incendiado la madrugada del sábado en un local de un edificio de seis plantas del centro de Ibiza y que ha afectado a 19 personas por intoxicación de monóxido de carbono es en realidad una infravivienda desde hace años. Lo que debió de ser un bar en su momento lleva más de una década cerrado.
Se trata de uno de los numerosos locales del pasaje de la calle Juan de Austria que ha tenido en vilo durante la madrugada del sábado a casi todo el vecindario. Y es que, por increíble que parezca, algunos aseguran no haberse enterado.
Según los relatos recabados por La Voz de Ibiza, el local es utilizado por una pareja de inmigrantes merced a un contrato de arrendamiento. «No son okupas, tienen contrato», ha asegurado una vecina que vive en el bloque de seis plantas que está encima y que más se ha visto afectado por el humo.
El tema genera controversia entre el vecindario. Y ya se sabe en estos casos, circulan las versiones de todo tipo mientras la bola se hace grande.
«Se veía venir. En cualquier sitio vive gente de cualquier manera, con hornillos y cosas de estas», señala una vecina que asegura saber que esta situación ha sido ampliamente denunciada y motivo de debate en el seno de la junta de la comunidad de propietarios.
Según ha podido reconstruir este medio, la historia tiene cuatro protagonistas y la crisis habitacional que vive la isla como trasfondo. El principal sin duda, la mujer que ha vuelto a nacer esta noche.
«Estoy feliz»
«Estoy feliz» es lo único que ha querido comentar a La Voz de Ibiza a las puertas de su morada esta mañana al regresar sana y salva al lugar de los hechos, mientras un hombre corpulento la arrastra hacia el interior del habitáculo.
Ella, su pareja y un amigo habían estado bebiendo en casa. Hasta que ella se durmió, momento el que su pareja y el amigo que les acompañaba en la velada siguieron la fiesta fuera del local. Por causas que aún se desconocen, se produjo un incendio cuya fuerte humareda alertó a algunos vecinos. También a los recepcionistas de algunos hostales cercanos, como el Juanita y Las Nieves y que se han dedicado a alertar a los vecinos a través del portero automático.
Precisamente, un vecino que vive en uno de los pisos del edificio de enfrente, también seriamente afectado y que es descrito como «un chico marroquí, alto y fuerte», rompió la puerta del local y logró rescatar sana y salva a la mujer de la muerte segura. Ese sin duda, el héroe de la noche.
«¡Mi marido!»
En ese momento, se produjo un momento de gran tensión, ya que la mujer no sabía que estaba sola en la vivienda y pensaba que su marido estaba dentro y, por lo tanto, con riesgo de sucumbir pasto de las llamas. «¡Mi marido!, ¡mi marido!, ¡mi marido!», gritaba sin parar la mujer pasto de la desesperación, según ha relatado un testigo.
Un policía local entró en el local buscándolo. Finalmente, marido y amigo aparecieron sanos y salvos.
Mientras cundía el desconcierto y los Bomberos hacían su trabajo, los vecinos se han empezado a movilizar. El edificio ha sido parcialmente desalojado, especialmente las plantas más bajas.
Refugiados en la azotea
Otros vecinos se han tenido que refugiar en la azotea. «No se podía respirar del humo que había. Nos hemos tenido que poner todos en un rincón en al que no llegaba humo hasta que se ha despejado y hemos podido volver a casa», ha relatado una vecina que parece llevar la voz cantante en el corrillo que se ha formado esta mañana en el pasaje.
Los de los pisos superiores trataron de evitar que el humo entrara en sus viviendas con todos los medios a su alcance. Durante el incendio se han quedado sin luz y esta mañana aún no tenían agua debido a que una tubería ha reventado fruto del calor.
Quedan muchas horas de trabajo hasta que el vecindario recupere la normalidad. El panorama esta mañana era desolador. El olor a quemado se percibía varios metros a la redonda. Y el hollín, omnipresente allá donde uno ponía la vista.
Los locales colindantes se han visto seriamente afectados. «Tardaremos días», nos explica un chico que, alargadera en mano, trata de buscar corriente para poder evaluar daños.
