Primero fue un robo en un almacén. Un vecino alertó a otros cuatro y, casi sin darse cuenta, crearon un pequeño grupo de WhatsApp para estar atentos ante cualquier movimiento extraño en Santa Gertrudis. Pocos días después, otro vecino pidió sumarse. Luego, otro. El grupo siguió creciendo a medida que los robos se hacían más frecuentes.
Y, casi en paralelo, algo similar ocurría con otros grupos del pueblo, e incluso de pueblos cercanos.
En diciembre, la situación empeoró: dos matrimonios de ancianos fueron atacados en sus casas y asaltados con violencia. Aquellos cinco vecinos iniciales ya eran decenas, y los grupos dispersos comenzaron a unirse para convertirse en una red de vigilancia activa. Ahora, tras un último fin de semana en el que se registraron tres robos seguidos, la comunidad, ya unificada, ha alcanzado los 182 miembros.
“Aquí somos todos una familia. Nos cuidamos unos a otros”, dice a La Voz de Ibiza María Bufí (50 años) administradora del grupo y residente del pueblo. “Si vemos una furgoneta o un coche raro, lo compartimos. Si nadie lo reconoce, lo mantenemos en vigilancia. Estamos pendientes”, cuenta esta médica sobre el funcionamiento del grupo Robos barrio Santa Gertrudis.
Vigilancia ciudadana y coordinación con la Guardia Civil
El grupo no es un foro de conversación ni de alarmismo. Funciona con una lógica clara: cualquier sospecha o hecho delictivo se comunica sin generar ruido innecesario. “Intentamos no llenarlo de mensajes que puedan dificultar que se vean las alertas importantes”, explica Bufí.
Cuando un vecino detecta un vehículo desconocido circulando por la zona, comparte la foto y la matrícula. Si nadie lo identifica, la información se envía a la Guardia Civil, que verifica si el coche ha sido denunciado como robado o pertenece a alguien con antecedentes.
Pero si el robo ya se ha producido, la reacción es inmediata: los vecinos se movilizan para impedir la huida de los ladrones. “Salimos a los caminos y a la carretera a impedir que se esfumen. No queremos tomarnos la ley por nuestra cuenta, pero sí ponérselo más fácil a la Policía”, señala Bufí. “Si conseguimos cerrarles las vías de escape, se lo pensarán dos veces antes de volver por aquí”, agrega.
“Se acabó”: la respuesta a una sensación de inseguridad
Los residentes de Santa Gertrudis no acusan a la Guardia Civil de desprotección, pero sí reconocen que la dispersión de la población y la movilidad de los ladrones dificultan la prevención. “No es fácil identificar a los delincuentes cuando han tenido meses para estudiar sus objetivos”, comenta Bufí.
La violencia de los últimos asaltos marcó un punto de inflexión. Antes, los robos solían afectar a casas alquiladas en verano o segundas residencias. Ahora, se han producido atracos en viviendas habituales, incluso a ancianos.
“Cuando entraron a robar con violencia en dos casas de ancianos, fue el detonante. Dijimos: ‘Se acabó’”, afirma Bufí. “No podemos permitir que sigan atacando a personas indefensas. Nos hemos hartado de que roben a los mayores, de que entren en tu parcela a robarte el coche, te roben en tu jardín”.
Del WhatsApp a la acción: un ladrón atrapado
El grupo ya cuenta con victorias. El pasado fin de semana, un ladrón robó un coche en una vivienda. Un vecino lo comunicó por WhatsApp, la información se propagó rápidamente y la Guardia Civil logró atraparlo.
Este tipo de coordinación ha hecho que muchos residentes, que antes no eran conscientes de la magnitud del problema, se involucren activamente en la red de vigilancia. “Nos hemos dado cuenta de la cantidad de robos que había”, admite Bufí.
En esta línea, destaca que los vecinos organizados pueden resultar una gran ayuda para las fuerzas de seguridad. “Es como tener muchos más oídos y ojos al mismo tiempo. Nos conocemos, sabemos dónde viven nuestros vecinos, y cuando uno da aviso, siempre hay alguien al otro lado”.
Una solución que nadie quería, pero que funciona
Lo que comenzó como un pequeño grupo improvisado se ha convertido en la mayor organización vecinal contra la inseguridad en Santa Gertrudis.
Bufí tiene claro que la existencia de este grupo es una respuesta a una necesidad concreta. “Ojalá podamos eliminarlo porque ya no haya motivo para usarlo. Pero de momento, es nuestra mejor defensa”, concluye.