La instalación de un centro de acogida para ‘menas’ (menores migrantes no acompañados) en una urbanización de lujo en Ibiza ha desatado la indignación entre los vecinos de Illa Plana 23.
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Tal como avanzara La Voz de Ibiza, los residentes de Illa Plana y de Talamanca han mantenido una reunión con autoridades del Consell Insular de Ibiza para reflejar su malestar y alertaron por el deterioro del entorno y advirtieron que alimenta un “efecto llamada” en plena oleada de pateras que llegan a las costas de Baleares.
El centro es gestionado por la Fundación SAMU, empresa adjudicataria de un contrato público de 1,6 millones de euros por dos años, que a su renta el piso en la exclusiva urbanización con piscina.
“No es un sitio de reinserción”
Una de las vecinas de Illa Plana, que ha preferido mantener su identidad en reserva por temor a represalias, ha asegura a La Voz de Ibiza que el barrio se ha visto convulsionado desde la llegada de los ‘menas’.
“Somos una comunidad tranquila de 12 casas y de pronto una de las casas que estaba deshabitada la han hecho piso de acogida de ‘menas’. No sé por qué motivo ni cómo. Estamos todos aterrorizados”, ha manifestado.
La residente insiste en que la ubicación es inadecuada: “Esto es una urbanización privada dentro de lo que es Illa Plana, que ya es bastante privado y no creemos que sea un sitio de reinserción. Aquí no hay nada para reinsertarse: no hay colegios, no hay comercios. Todavía en un centro más urbano dicen ‘vale, se integran con la gente’. Pero aquí no, aquí están encerrados”.

Además, cuestiona el control sobre los menores al explicar que “al principio dijeron que tenían que ir acompañados, pero el otro día el conseller nos dijo que no. De hecho salen y entran solos, lo vemos en grupitos”.
Los menores pueden entrar y salir libremente de la vivienda, siempre que cumplan con los horarios establecidos en la casa.
“Les ponen en urbanizaciones de lujo con piscina”
La vecina asegura que la propia plantilla de la Fundación SAMU reconoce lo sorprendente de la ubicación.
“Las trabajadoras se han sorprendido mucho de la ubicación donde los han colocado. Hasta una me llegó a decir que se estaba volviendo racista y todo, de ver cómo vivían estos y cómo viven los nuestros en coches, en Can Rova, hacinados, de mala manera. Y estos van con su móvil, ropita de marca, súper maqueados, casa de lujo, les traen el catering todos los días para comer”, ha relatado a este medio.
Además, alerta de un posible efecto contagio ante este alojamiento de lujo. “A cuerpo de rey, no me extraña que el efecto de llamada se produzca, pero masivamente. Vienen, les ponen en urbanizaciones de lujo con piscina (cuyo uso tienen prohibido y que ha generado controversia en el vecindario), les traen la comida a casa, no tienen nada que hacer, ¿cómo no van a venir? Y encima en seis meses parece ser que ya tienen documentación, ¿cómo te lo explicas?”.
Tensiones internas entre los ‘menas’
De momento, no se han registrado problemas, aunque los vecinos se mantiene alerta. “Hay ruidos, hay voces altas y tal, pero llevan una semana. Esto es una causa a largo plazo, tú no puedes tener ocho adolescentes encerrados en una casa, van a salir, y bueno…”.
La residente también ha recogido la preocupación de las cuidadoras por la convivencia entre los propios adolescentes, principalmente por internas entre los ‘menas’ por su nacionalidad.
“Unos son argelinos, otros son senegaleses, otros magrebí. Me dicen las cuidadoras que tienen racismo entre ellos, que ya se empieza a notar. Los más negritos no son bien recibidos por los otros, parece ser. Según me cuenta alguna de las cuidadoras, los senegaleses sí se quieren integrar, quieren estudiar, se les ve con interés. Pero los argelinos quieren dinero y punto”, sostuvo.
“Lo estamos pagando los ciudadanos”
La vecina no oculta su malestar por la zona en la que han sido alojados: “Me parece que tienen sus derechos, pues habrá que respetárselos, pero no creo que sea un colectivo para vivir en una urbanización privada de lujo y que lo estemos pagando del bolsillo los ciudadanos”.
Además, aseguran que la llegada del centro ya ha tenido impacto en el valor inmobiliario de la zona: “Mi casa desde el minuto uno que han entrado ahí ha pasado a valer la mitad de lo que valía, porque si te crees que ahora se puede alquilar o vender una casa de estas como antes, con una ‘casa-patera‘ al lado… es que nos han hundido”.
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