El presidente del Consell de Formentera, Llorenç Córdoba, se ha marchado de vacaciones fuera de Formentera sin cumplimentar la habitual delegación de funciones en favor del número dos de la Corporación para que se convierta en alcalde/presidente accidental en su ausencia.
La norma no escrita es que ante una ausencia de más de 24 horas del alcalde de un ayuntamiento, este firme un decreto por el que se le confiere por delegación todas las atribuciones a su número dos que se convierte en alcalde accidental. En el caso de Formentera, al tener la doble condición de ayuntamiento y consell insular, la delegación es de presidente a vicepresidente primero.
En cualquier caso, la delegación vía decreto no es necesaria si la ausencia se prolonga por espacio de 24 horas, momento en el que el vicepresidente primero adquiere de forma automática la condición de presidente accidental.
Es lo que ha sucedido a lo largo del día de hoy, cuando Verónica Castelló se ha convertido en presidenta accidental de Formentera sin saberlo.
«Primera noticia»
El presidente no le ha comunicado su ausencia y ella desconocía su responsabilidad. «Primera noticia que tengo. El presidente no me ha comunicado su ausencia y en realidad no sé donde está y no ha hecho ningún decreto», ha señalado a La Voz de Ibiza.
La situación se repitió la semana pasada durante el debate de Presupuestos del Parlament, cuando el presidente estuvo toda la semana en Palma y Roselló fue presidenta accidental a las 24 horas de su ausencia sin saberlo.
Reglamento Orgánico
El Reglamento Orgánico del Consell de Formentera no deja lugar a dudas. En el punto tercero del artículo 138 sobre la suplencia del presidente establece que «cuando la ausencia del presidente se prolongue más allá de las 24 horas, la suplencia se entenderá por realizada sin haberse ejecutado acto de declaración expresa a favor del vicepresidente según su orden de nombramiento».
La única limitación que tiene una presidencia accidental otorgada de facto como la que está viviendo Formentera en estos momentos es la delegación de competencias, competencia exclusiva del presidente titular salvo que la ausencia sea menor a los cuatro meses según el punto segundo del mismo artículo.
El reglamento no hace otra cosa que reproducir la norma general contemplada en el ordenamiento jurídico español para estos casos.
Desde el gabinete del presidente han explicado a La Voz de Ibiza que Córdoba «continúa ejerciendo sus labores como presidente» motivo por el que ha entendido que no era necesario delegar la firma. No han querido confirmar si está fuera de España.
En el punto de mira
Verónica Castelló, número dos en las candidaturas al Consell y al Parlament, está en el punto de mira de Córdoba en calidad de esposa del presidente del Partido Popular de Formentera, José Manuel Alcaraz, a quien acusa de haber urdido la crisis para descabalgarle del poder. En un primer momento, Córdoba solicitó la dimisión de ambos, exigencia que la semana pasada retiró después de aprobar los presupuestos del Consell de Formentera.
Intermediarios
Castelló ha relatado a este medio no tener contacto con el presidente desde que estalló la crisis. «Las conversaciones las tenemos a través de intermediarios», ha explicado.
Cronómetro en marcha
Este episodio de la presidenta accidental no informada llega en un momento de calma, justo después de la aprobación de los presupuestos del Consell de Formentera y de los autonómicos con el voto favorable de Llorenç Córdoba a todas las iniciativas del PP y de varios llamamientos a pasar página por su parte.
El PP de Baleares mantiene el perfil bajo que adoptó ante la posibilidad de necesitar su voto para sacar adelante las cuentas y para evitar tener que depender del voto favorable de Vox.
Sa Unió, por su parte, mantiene la idea de expulsar a Córdoba de su grupo político con fecha a 31 de diciembre.
Las fuentes consultadas consideran que la ruptura con Córdoba es irreversible por el cúmulo de amenazas, declaraciones y falsedades y que es imposible mantenerlo en el gobierno.
El cisma es tal que no hay comunicación directa entre Córdoba y varios de los consellers del gobierno, quienes celebraron la comida de Navidad sin Córdoba. «Está solo y nosotros vamos todos juntos. Hemos perdido la confianza en él», señalan desde el gobierno insular.