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MAESTRA ARTESANA/CATALINA RIERA

“La pastelería es complicada y las recetas tienen que elaborarse con la medida exacta de cada ingrediente”

Catalina Riera, una maestra detrás de la pastelería artesanal propia de Ibiza
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Catalina Riera con un par de magdalenas artesanales en su cocina.

Dulce podría ser su nombre, tanto por los productos que cocina como por su afable carácter, pero se llama Catalina Riera. Nació en el pueblo de San Miguel y se crio entre harinas y fogones. Gracias a su madre, aprendió las recetas tradicionales de la cocina ibicenca.

Aunque no era cocinera profesional, la necesidad de alimentar a seis hijos le hizo pasarse la mayor parte de su vida en la cocina. Con ella comenzó a amasar a la temprana edad de cinco años y, según fue creciendo, desarrolló una pasión especial por la pastelería artesanal como el flaó, las magdalenas, los buñuelos, el bescuit de Nadal o la coca.

Todo lo que ha cocinado lo ha hecho siempre por hobby y para su familia. Algún amigo con suerte que ha ido a visitarla, justo en el momento que sacaba alguna hornada recién hecha, ha podido probar alguno de sus deliciosos pasteles, pero nunca se ha dedicado a su comercialización ni a su venta. Con el paso de los años, escribió su propio recetario, con ayuda de su madre. En él guarda cada receta, ya que asegura que «la pastelería es complicada y las recetas tienen que elaborarse con la medida exacta de cada ingrediente».

Dedicación y tiempo

Catalina admite que la pastelería requiere «mucha dedicación, sacrificio y tiempo» y es un trabajo «muy esclavo donde tienes que trabajar por la noche mientras otros descansan». Por ello, dedicarse a ello profesionalmente no ha tenido cabida en su vida. Entre el amasado, la fermentación y el horneado se necesita un «mínimo de hora y media» para cada producto. Después, la recompensa es un pastel «sano y libre de conservantes».

Aun así, en 2016, se sacó la carta de Maestra Artesana por el Consell de Ibiza porque le hacía «ilusión» tenerla y por si decidía dedicarse a ello profesionalmente en algún momento, pero el destino le ha llevado por otro camino y ha preferido combinar su vida como madre de dos hijos con un trabajo como dependienta en la tienda de electrodomésticos del pueblo.

Curso del Soib

Nunca se animó a estudiar cocina profesional en una escuela, ya que de las horas compartidas con su progenitora consideraba que había adquirido todos los conocimientos necesarios y básicos sobre la gastronomía ibicenca. El único curso que ha realizado a lo largo de su vida fue a través del Soib de Ibiza, hace 10 años, que, tras una prueba de acceso, consiguió ser una de las 15 personas admitidas entre más de 100 solicitantes. Un curso que le enseñó «algunos trucos» y a hacer «cremas y merengues».

Ahora, a sus 65 años, jubilada y con algo más de tiempo, sigue cocinando para su familia con el esmero que lo ha hecho durante toda su vida, disfrutando y con la maña que sólo da la experiencia después de muchas «pruebas y error» a lo largo de los años. Además, reconoce que, cuando se va de viaje, tiene ganas de volver a casa para «cocinar sus propios platos y comer sano».

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