La crisis de seguridad en Europa del Este ha dado un nuevo giro tras confirmarse que Rusia ataca Polonia con drones en el marco de la invasión a Ucrania. El Ejército polaco derribó al menos cuatro aparatos no tripulados que habían violado su espacio aéreo en la madrugada del miércoles. Según explicó el primer ministro Donald Tusk, se detectaron 19 “intrusiones” entre las 23.30 del martes y las 6.30 del miércoles.
Los restos de los drones fueron hallados en varias localidades del este del país, entre ellas Zamosc, Polatycze, Cześniki y Wyryki, donde una vivienda resultó dañada. Como medida de precaución, Polonia cerró temporalmente su espacio aéreo y pidió a la población de Podlachia, Masovia y Lublino que permanecieran en sus casas.
Este episodio marca un precedente: es la primera vez que un miembro de la OTAN derriba drones rusos desde el inicio de la invasión a Ucrania en febrero de 2022.
El auge de los drones rusos en la guerra
El incidente llega apenas tres días después del mayor ataque con drones rusos contra Ucrania desde que comenzó la guerra. La madrugada del domingo, Moscú lanzó más de 800 drones que alcanzaron prácticamente todas las regiones del país.
Los datos confirman una escalada: en diciembre de 2024, el promedio de drones lanzados por Rusia era de 58 diarios; para junio de 2025, la cifra había aumentado hasta 180 diarios, según cifras recopiladas por las Fuerzas Aéreas de Ucrania.
Qué drones utiliza Rusia
La mayoría de los ataques aéreos rusos se realizan con drones Geran-2, una versión adaptada de los iraníes Shahed.
El aumento en la frecuencia se explica por la multiplicación de la capacidad de producción rusa. Según inteligencia ucraniana, en 2025 Moscú fabrica en apenas tres días lo mismo que producía en un mes en 2024. Por ello, Ucrania ha intensificado los ataques contra fábricas de drones en territorio ruso, considerándolas un objetivo prioritario.
Bielorrusia intenta calmar la crisis
En medio del impacto por la noticia de que Rusia ataca Polonia, Bielorrusia (principal aliado de Moscú) ha dado su versión de los hechos. Según el viceministro de Defensa Pável Muraveiko, los drones rusos que cayeron en territorio polaco se habrían extraviado debido a la guerra electrónica que afecta a toda la región.
Muraveiko afirmó que las fuerzas bielorrusas habían notificado a Polonia y Lituania sobre la aproximación de aeronaves desconocidas y que incluso destruyeron varias antes de que cruzaran al espacio aéreo europeo.
El funcionario destacó la importancia de mantener los canales de comunicación abiertos con la OTAN y subrayó que Varsovia también había alertado a Minsk sobre la aproximación de aeronaves no identificadas desde Ucrania.
Maniobras militares en la frontera
El incidente ocurre justo antes del inicio de los ejercicios militares Zapad 2025, organizados por Rusia y Bielorrusia en la frontera polaca entre el 12 y el 16 de septiembre. Oficialmente participarán unos 13.000 militares, aunque expertos creen que la cifra real podría ser mayor.
En estas maniobras, Moscú planea probar el misil balístico Oréshnik, utilizado en diciembre de 2024 contra Ucrania, lo que generó alarma entre los aliados europeos.
Analistas como el teniente general retirado Lance Landrum consideran que Putin busca proyectar fuerza con estos ejercicios, aunque la guerra en Ucrania ha debilitado en gran medida su posición.
La propaganda rusa y el silencio oficial
Hasta el momento, el Kremlin ha evitado pronunciarse oficialmente sobre el episodio. Sin embargo, los canales de propaganda prorrusos difundieron teorías que culpan a Ucrania de haber organizado un supuesto “ataque de falsa bandera” con drones capturados.
Al mismo tiempo, estos medios reconocieron incidentes previos en los que drones rusos cayeron en países vecinos como Estonia o Rumanía, minimizando la gravedad del suceso en Polonia.
Escenario de máxima tensión para la OTAN
El derribo de drones rusos en Polonia supone un punto de inflexión en la guerra de Ucrania, ya que involucra directamente a un país de la OTAN en acciones defensivas frente a Rusia.
Aunque las autoridades polacas han actuado con prudencia, el incidente eleva la preocupación de los aliados y vuelve a poner sobre la mesa la posibilidad de una escalada regional.
La combinación de ataques masivos con drones, maniobras militares en la frontera y la creciente desinformación rusa configuran un escenario de tensión que Bruselas y Washington observan con máxima atención.
