Desde los viñedos de la prestigiosa Abadía Retuerta, en Valladolid, hasta los viñedos de Can Rich, en Ibiza, Álvaro Pérez Navazo ha desarrollado una trayectoria de casi tres décadas en el mundo del vino. Ahora, al frente de la dirección técnica de esta bodega familiar, busca mejorar sus vinos, fortalecer su identidad y aprovechar el potencial del viñedo ibicenco.
El miércoles, la bodega presentó oficialmente la nueva etapa que ha supuesto la incorporación de este experto y su primera obra, una nueva gama de vinos ideal para que acaben siendo vino de la casa de restaurantes no solo ubicados en Ibiza, sino también de Ibiza, que son cosas diferentes.
En esta entrevista con La Voz de Ibiza, este ingeniero agrónomo habla de su trayectoria, los retos de la viticultura en Ibiza y la evolución de Can Rich. Desde la reestructuración del catálogo hasta la expansión a nuevos mercados, su objetivo es claro: dar mayor visibilidad a los vinos de la isla y posicionarlos como una opción de calidad dentro y fuera de España.
Hoy no toca hablar ni de aceite ni de sal, los otros productos de la marca Can Rich.
-Para empezar, cuéntenos su trayectoria.
-Nací en Madrid en 1970, aunque con veintitantos años me trasladé a Valladolid, donde he pasado buena parte de mi vida. Ahora, en este último tercio de mi vida, me mudo a Ibiza, algo que ya tenía en mente desde hace tiempo con Patricia, mi mujer, que es ibicenca.
-¿Cuándo se produjo el cambio y por qué una incorporación sorprendente a Can Rich?
-En julio de 2023 me mudé definitivamente a Ibiza. Ya conocía Can Rich desde hace años porque Patricia es hermana de Estela, una de las propietarias de la bodega. Así que, en cierto modo, este proyecto tiene también un componente personal y familiar. Aunque mi papel aquí va más allá de lo familiar. Llevo 27 años en el sector del vino y siempre les digo a Estela y Juan (el fundador) que he pasado casi tres décadas aprendiendo para ahora llegar a Can Rich y hacer el vino que realmente nos apetece hacer.
De Abadía Retuerta a Can Rich: un cambio de rumbo

-Antes de asumir este reto, pasó casi tres décadas en Abadía Retuerta, una de las bodegas más reconocidas de España y con el respaldo de una multinacional como Novartis. ¿Cómo ha sido dar el salto de un gigante como ese a un proyecto más modesto como Can Rich?
-El cambio es sustancial. Abadía Retuerta es una bodega con una estructura muy sólida y recursos prácticamente ilimitados. Tienen departamentos bien diferenciados, desde el marketing hasta exportación o producción. Aquí, en Can Rich, todo es mucho más ágil, lo que nos permite tomar decisiones rápidamente y adaptarnos con facilidad.
-¿Cuál fue su rol en Abadía Retuerta y cómo cree que esa experiencia puede ayudar a la bodega en la nueva etapa?
-Estuve en marketing y comunicación, pero también fui responsable de producción, del viñedo y de exportación. He pasado por casi todas las áreas de la bodega. Todo ese aprendizaje me permite ahora tener una visión completa del negocio y aplicarlo a Can Rich.
-¿Cuál es el objetivo con Can Rich en el corto y mediano plazo?
-Lo primero es relanzar la marca y pulir detalles en los vinos para que alcancen su máximo potencial. Queremos que Joan (Riera) y Stela (González) se sientan orgullosos de su bodega, pero también que los ibicencos presuman de sus vinos. A largo plazo, mi meta es situar Ibiza en el mapa vitivinícola internacional. No solo queremos que los vinos de Can Rich sean reconocidos en España, sino que traspasen fronteras. Queremos poner a Ibiza en el mapa vitivinícola, ya no digo nacional, sino mundial.
-¿Siente que ese reconocimiento todavía no ha llegado?
-Estamos trabajando en ello. Ya en esta añada 2024 hemos definido un estilo claro y una dirección bien marcada. Los nuevos vinos (presentados el miércoles) son más fluidos, más frescos, más suaves, con menor graduación alcohólica. Están pensados para el mercado ibicenco, especialmente de abril a octubre, que es cuando hay mayor demanda de vinos locales.
-¿Son vinos más comerciales?
-No me gusta esa palabra. Prefiero decir que son más accesibles, más fáciles de beber y sobre todo pensados para el consumidor de Ibiza. Lo importante es que sean vinos que la gente disfrute, que reflejen el carácter de la isla.
-Antes me ha dicho que quiere abrir mercados…
-Exacto, la idea es llevarlos también fuera de España. Queremos aprovechar el potencial de la marca Ibiza, que tiene un gran reconocimiento internacional.
-¿Qué mercados están explorando?
-Actualmente estamos trabajando con Suiza, Reino Unido, Benelux, los países nórdicos, Italia y Francia. No es fácil vender vino en Italia o Francia, pero la marca Ibiza nos ayuda mucho a posicionarnos.
Ibiza y su potencial en el mercado del vino

-Desde fuera, podría parecer que vender la producción no es un problema, ya que no es una bodega de gran volumen.
– No estoy de acuerdo, producimos unas 70.000 botellas al año, y venderlas todas requiere trabajo. No es algo automático.
-¿El objetivo es aumentar el precio de los vinos en el futuro?
-El objetivo principal es vender toda la producción. No estamos en esto para hacernos ricos, sino para hacer grandes vinos que la gente disfrute. A largo plazo, si todo funciona bien y la demanda crece, no se trata de subir precios, sino de reajustar el mix de productos. Queremos que las gamas más premium ganen peso y que el valor medio de los vinos aumente de manera natural.
-Es decir, que la marca crezca en valor percibido.
-Exacto. Pero lo primero es vender lo que producimos, porque todos los años viene una nueva cosecha y no podemos acumular inventario. Si con el tiempo vemos que hay más interés por algunos vinos específicos, iremos orientando la producción en esa dirección.
-Hablemos del catálogo. ¿Cómo han estructurado ahora las gamas de Can Rich?
–Hemos organizado el surtido en cuatro gamas bien diferenciadas. Antes había demasiadas referencias, y hemos reducido la oferta para hacerla más clara y coherente. La gama Can Rich es la más representativa. Teníamos tres tintos distintos y los hemos unificado en una sola referencia, además de contar con un blanco y un rosado. Son los vinos de mayor volumen y el pulmón de la bodega.
-¿Son vinos pensados para la restauración, un vino de la casa de Ibiza?
-Sí, especialmente el blanco y el rosado, que encajan muy bien en cartas de restaurantes. Su precio en tienda ronda los 12 euros, y para distribuidor está en torno a 8 euros. La gama Ámfora es un poco más premium, con un precio en tienda entre 14 y 16 euros. Son vinos envejecidos en ánforas de barro, recuperando la tradición fenicia de la isla. La gama clásica es la línea más tradicional. Incluye un blanco fermentado en barrica, un rosado especial y un tinto con 12 meses de barrica. Son vinos con menor producción, más exclusivos.
Clima, suelos y el carácter del vino ibicenco

-Usted viene de fuera, de un entorno vinícola completamente distinto…
-Obviamente, esto no es la Ribera del Duero, ni pretendemos hacer vinos como en la Ribera del Duero. Pero Ibiza, históricamente, ha sido un lugar de gran tradición vitivinícola. Los vinos aquí tienen un estilo más ligero, más fluido, más amable, algo así como los vinos payeses, de consumo diario, fáciles de beber. Ese es, precisamente, el perfil que queremos potenciar.
En Ses Salines, (una de las dos zonas en las que Can Rich tiene viñas) el suelo tiene un toque muy yodado, algo que no se encuentra en muchas otras regiones vinícolas. Es una cualidad única que le da un carácter especial a los vinos. Cuando llueve, se percibe incluso en el ambiente, ese olor a agua salada mezclada con la tierra. Es como una brisa marina que se refleja también en el vino.
-¿Cómo influye la crianza en ánfora en ese perfil mediterráneo que buscan?
-La ánfora aporta un toque terroso, mineral, auténtico. Es una forma de crianza que refuerza ese carácter mediterráneo que queremos en nuestros vinos. Es algo muy diferente a lo que se encuentra en otras zonas vinícolas más tradicionales. No es algo exclusivo de aquí, pero tampoco es lo más habitual. Es una alternativa a la crianza en madera, que muchas veces tiende a homogeneizar los vinos. En nuestro caso, buscamos que la crianza en ánfora preserve mejor la expresión del terroir sin enmascararlo.
-Describa los suelos de Ibiza y su impacto en la vid y luego en el vino.
-Los suelos aquí son muy sueltos, bastante profundos. La roca caliza está muy abajo, lo que hace que el terreno tenga una textura fina. Y eso nos interesa mucho porque permite retener agua, algo crucial en un clima como este.
-Ibiza es una isla con problemas hídricos. ¿Cómo afecta la disponibilidad de agua?
-Sí, venimos de dos años de sequía muy fuerte, incluso tres, diría yo. Cuando hay sequía, la producción disminuye, pero también se da una mayor concentración de aromas y sabores en la uva. Cada añada es diferente, y eso es lo bonito del vino.
-¿Qué medidas están tomando para afrontar la falta de agua?
-Estamos trabajando con un riego gota a gota de supervivencia, que nos permite mantener la viña viva sin malgastar agua. No se trata de aumentar la producción, sino de asegurar que las hojas no se sequen y que los racimos no se marchiten.
-Además del agua, un problema grave del campo de Ibiza llega de la plaga de palomas torcaces.
-Sí, tenemos un problema importante con las torcaces (palomas silvestres), que se comen una gran parte de la cosecha. Vamos a instalar redes protectoras, una inversión grande, pero que a la larga se amortiza.
-¿De cuánto dinero estamos hablando?
-Más de 100.000 euros. Probablemente, nos acerquemos más a los 200.000, pero creemos que en unos diez años estará amortizado, sobre todo si conseguimos aumentar el rendimiento del viñedo. Podremos llegar a 90.000 botellas, una cifra muy considerable.
-¿Can Rich es un negocio rentable?
-No nos vamos a hacer ricos, pero sí, lo es. Y mi objetivo es hacerlo un poquito más rentable sin perder nuestra identidad. Pero más allá de los números, lo que nos interesa es hacer grandes vinos y disfrutar del proceso. Más que centrarse en la cuenta de resultados, se trata de estar orgullosos del producto. El prestigio de hacer grandes vinos es lo que realmente nos motiva.

El futuro del vino en Ibiza: retos y oportunidades
-Estoy de acuerdo con Javi, pero también creo que la clave está en hacer vinos todavía mejores. La competencia es enorme, y no podemos conformarnos solo con decir «somos de Ibiza».
-¿Dónde situaría ahora mismo a los vinos de Ibiza en una escala del 1 al 10?
-Diría que estamos en un 7,5. Y vamos a llegar al 9 en poco tiempo.
-¿Qué se necesita para dar ese salto?
–Tener un producto más potente, con más identidad y más reconocimiento. Cuando eso suceda, será más difícil que los restaurantes nos digan que no. No queremos que los tengan «por cumplir». Es más, deberían tener varios vinos de Ibiza, al igual que tienen varias referencias de Ribera del Duero o Rioja.
-Desde la IGP Vino de la Tierra de Ibiza, ¿qué están haciendo para potenciar esta idea?
-Estamos trabajando en mejorar la competitividad del sector. No podemos basarnos solo en decir «somos de Ibiza». Hay que hacer grandes vinos que compitan de verdad.
-Entonces, el objetivo es que la gente los elija por calidad y no solo por origen.
-Exacto. No queremos que nos tengan por compromiso, sino por convicción.
-¿Y cómo se logra?
-Abriendo botellas. Hay que hacer más catas dirigidas, más degustaciones y más formación para que la gente entienda lo que se está haciendo en Ibiza.
-¿Qué importancia tienen las visitas a la bodega en esta estrategia?
-Muchísima. En la Península, la gente que visitaba la bodega compraba vino para llevárselo a casa. Aquí, en Ibiza, la mayoría de los turistas no pueden cargar con botellas en el avión, así que hemos cerrado un acuerdo con un partner que hace envíos a 27 países. Queremos potenciar esta experiencia: que la gente venga, pruebe el vino y pueda recibirlo en su casa.