La gestión de residuos en Ibiza está en una encrucijada. El vertedero de Ca na Putxa se acerca a su capacidad máxima y el tiempo corre en contra: en 2035 la normativa europea, concretamente la Directiva 2018/850, contempla que no se podrá enterrar más del 10 % de la basura producida.
Muy lejos de poder alcanzar esta meta únicamente mediante políticas de reducción y reutilización de residuos, la incineración aparece de una y otra forma en las dos opciones que están sobre la mesa: transportar la basura a la incineradora de Son Reus, en Mallorca, o construir una planta en la isla.
La posibilidad de una incineradora en Ibiza despierta recelos entre vecinos y ecologistas, que advierten por el impacto ambiental de contar con una planta que queme basura para convertirla en energía. Sin embargo, en otras partes de Europa estos proyectos no solo han sido aceptados, sino que incluso se han integrado en el paisaje urbano. ¿Cómo funcionan? ¿Cómo impactan en su entorno? ¿Qué dicen sus detractores?
Copenhague: Amager Bakke, la incineradora con pista de esquí
En Copenhague, la incineradora Amager Bakke, también conocida como Copenhill, es un modelo de eficiencia y creatividad. Su techo, a 85 metros de altura, alberga una pista de esquí artificial, en un intento por convertir la infraestructura industrial en un espacio de recreo para la comunidad.
¿Cómo funciona? Cada año quema 400.000 toneladas de residuos y genera electricidad para 150.000 hogares. Su sistema de filtrado reduce las emisiones de óxidos de azufre en un 99,5% y de óxidos de nitrógeno en un 95%. Según la Amager Resource Centre (ARC) , cuenta con un sistema de filtros que permite limitar las emisiones.

¿Qué dicen sus críticos? Algunos expertos temen que su capacidad sea excesiva para la cantidad de residuos que genera Dinamarca. “La planta depende de importar basura para mantener su funcionamiento, lo que va en contra de los principios de reducción y reciclaje”, ha criticado Christian Juul, del movimiento Zero Waste Dinamarca.
Este es un argumento corriente entre quienes se oponen a la construcción de nuevas incineradoras: estas son más rentables cuanta más basura haya disponible, por lo que es conveniente usar toda su capacidad en lugar de construir nuevas, argumentan.
Por caso, Flor Dell’Agnolo, coorinadora de la plataforma ¡Hay Soluciones! ha dicho recientemente a La Voz de Ibiza: “Construir una incineradora en Ibiza incentivará la quema de basura que se podría valorizar, en cambio el trasladar el rechazo a Mallorca, incentivará que sea el mínimo, ya que el transporte hay que pagarlo”.
Viena: Spittelau, un icono arquitectónico en el centro de la ciudad
La incineradora Spittelau, en Viena, es otra muestra de que estas plantas pueden integrarse visualmente en una ciudad. Tras un incendio en 1987, el artista Friedensreich Hundertwasser diseñó una nueva fachada que la convirtió en una obra de arte. La planta está en las inmediaciones de una comisaría y a menos de un kilómetro de viviendas.
Esta planta incinera anualmente 260.000 toneladas de residuos y proporciona calefacción a más de 60.000 viviendas. Mediante un sistema de filtros, aseguran autoridades locales, las emisiones están en los márgenes permitidos en Europa.

«Controlamos de manera continua todas las emisiones y los valores que se producen, así como cualquier cambio. Nos cercioramos de que los valores máximos y mínimos sean siempre respetados”, ha señalado en una entrevista a Radio San Sebastián el responsable del Departamento de Protección de Medio Ambiente del Ayuntamiento de la capital austriaca, Gerald Kroneder.
De todas formas, la incineración es solo una parte del plan de gestión de residuos de Viena, donde regularmente se evalúa el plan re reciclaje y reutilización, según ha explicado a la prensa Martina Ableindinger, responsable del manejo integral de los residuos de la capital austríaca.
París: Issy-les-Moulineaux, tecnología a la sombra de la Torre Eiffel
En París, la incineradora de Issy-les-Moulineaux procesa residuos a solo 7 kilómetros de la Torre Eiffel, a metros del Sena, y a pocas calles de Roland Garros. La incineradora está integrada al entorno urbano: su arquitectura y el hecho de que gran parte de su operación sea subterránea hacen que pase desaparcibida.

En esa planta, gestionada desde 2019 por Urbaser, se queman residuos provenientes de 22 municipios del área, donde viven 1,45 millones de personas. Tiene una capacidad para incinerar anualmente 510.000 toneladas de residuos y producir energía que caliente a 80.000 hogares parisinos, además de abastecer la propia planta.
“El tratamiento de humos (por vía seca) realizado en Isséane garantiza emisiones muy por debajo de la normativa europea vigente”, señalan desde la compañía.
Si bien el recinto cuenta también con una planta de clasificación y reciclaje, se le critica una desproporción que tiende hacia la incineración: este centro de clasificación apenas tiene capacidad de 30.000 toneladas.

El futuro de Ibiza
El Consell encargó un estudio a la consultora Uxama para analizar la viabilidad de una incineradora en Ibiza. El informe, de octubre de 2021, propone una planta con capacidad para 240 toneladas diarias de residuos, es decir, 87.600 toneladas anuales, en línea con las estimaciones que han hecho de la isla.
La huella ambiental de la construcción de la incineradora sería de 1.398.197 toneladas de CO₂, la que se considera mayor que la del eventual transporte de la basura a Mallorca. El coste inicial se ha estimado en 151 millones de euros.
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