Ramon van der Hooft (Den Helder, Paises Bajos, 1983) es el presidente de la Asociación de Náutica de Ibiza y Formentera integrada en Pimeef, con 47 empresas asociadas, y el CEO de Boating Group, empresa con cuatro cabezas: alquiler náutico con más de 20 lujosas embarcaciones, tanto de su propiedad como de terceros, mantenimiento de embarcaciones a través de Servinautic, la gestión integral de la embarcación de sus clientes para que solo se preocupen de navegar y la distribución en exclusiva para Baleares del astillero Vanquish. Es, sin duda, una voz autorizada en un sector que ha dado por acabada «una mala temporada». Repasa en esta entrevista con La Voz de Ibiza los enormes desafíos que tiene por delante.
-¿Qué valoración hace de la temporada de alquiler náutico que ya podemos dar por acabada?
-No ha sido una buena temporada. En abril y principios de mayo empezamos fuertes y todos pensábamos que íbamos a tener una buena temporada. En mayo y junio la climatología no ayudó pero la realidad nos ha demostrado que había más factores. Una temporada atípica y complicada.
-¿Qué factores?
-La situación macroeconómica, con incertidumbre por la guerra y la inflación, es uno de ellos. Pero no es el único. Ibiza como destino va a tener que evaluar muy bien lo que ha pasado este verano. Los precios han subido por encima de la ya alta inflación y están por las nubes. Hemos notado mucho menos gente en la isla y con menor poder adquisitivo, los vuelos y el alojamiento son más caros que en otros destinos. Así que hemos tenido menos demanda y una oferta muy amplia.
-¿Hay sobreoferta?
-Este año sí, el año pasado no. La flota de base ha crecido porque veníamos de buenas temporadas. Tambien sufrimos mucho intrusismo legal pero desleal. lHemos sufrido.
-¿A qué se refiere con el intrusismo legal pero desleal?
-Barcos que tienen su base en la Península y que fondean en las playas y calas sin contar con oficina ni amarre aquí pero que han presentado una declaración responsable ante el Govern y, por lo tanto, son legales. Nuestros barcos hacen su ciclo anual de mantenimiento aquí, tenemos oficina, tenemos personal, pagamos amarres y aquí todo tiene un coste superior, por lo que no podemos competir con los precios de las empresas de fuera.
Es una injusticia que sufre el sector por cuestiones económicas y también porque nos perjudica la imagen que supone que las calas estén saturadas de barcos que se pasan todo el verano fondeados aquí.
-¿Han tenido una mala temporada pues?
–En comparación con el año pasado, ha sido una mala temporada para el sector de la náutica, con facturaciones por debajo de 2019, el último año normal, pero con costes más elevados, lo que ha dejado poco margen, poca rentabilidad y muchas empresas con pérdidas que lo van a tener muy difíci.
-¿De qué porcentaje de descenso en la facturación respecto a 2022 estamos hablando?
– Un 30% menos que el año pasado de media. Mi empresa no ha bajado tanto, un 10%, pero ha habido gente que ha facturado un 50% menos. Un 30% es la media del sector.
-Son datos muy malos.
–Mucho. Además, todo el mundo esperaba un gran año y ante el riesgo de no tener personal suficiente para atender la demanda reforzó las plantillas de capitanes y marineros.
-Dentro del chárter náutico conviven diferentes realidades. Entre una embarcación que no necesita licencia y un barco de 30 metros pasando por un catamarán que se alquila por semanas hay mucha diferente. ¿La temporada ha sido mala para todos?
-Las pequeñas esloras de hasta 10 metros han sufrido mucho, han estado muy parados. Las esloras medias, de entre 12 y 18 metros han funcionado más o menos. Y las grandes esloras grandes arrancaron con poco compromiso y no han remontado. Estas esloras hacían estancias largas con pernocta que también han desaparecido del mercado y han tenido que hacer salidas diarias sueltas para salvar los muebles.
-¿Han hecho ofertas?
-Sí, todo el mundo ha hecho ofertas. En las esloras grandes, el gasto es brutal y tienes que hay que facturar sí o sí. En esloras grandes es donde más ofertas he visto.
-Sorprende este panorama y que diga que no ha habido gente porque los hoteleros y las villas han bajado poco respecto a las cifras récord del año pasado y el aeropuerto registra cifras récord de pasajeros.
–Las estancias son cada vez más cortas, incluso días sueltos. Los datos del aeropuerto no son un buen barómetro para nosotros.
-¿Cerrarán empresas?
-Sí. Más de una empresa va a tener que cerrar porque con los ingresos que han tenido este verano no van a poder hacer frente a la previsión de gastos para poder operar el año que viene. El mantenimiento es costoso e imprescindible. Si una empresa no tiene reservas, lo va a tener muy difícil.
-¿Qué escenario manejan para el año que viene?
-Estamos asustados. Nuestras tarifas han subido por debajo del incremento de costes en los últimos años, luego la operativa ha perdido rentabilidad. Damos por hecho que el año que viene no vamos a poder incrementar las tarifas y los gastos van a seguir subiendo. A la vista de cómo se ha comportado el mercado este año, el ambiente es de pesimismo. No sabemos cómo podemos equilibrar esta situación y que las empresas de chárter vuelvan a tener un margen sostenible en sus operaciones. Vamos a sufrir.
-Y eso que es un producto de lujo…
-Sí.
-¿Es una hipótesis razonable que estén cambiando los hábitos del turista repetidor, se haya cansado de ir en chárter a Formentera y esté optando por otro tipo de oferta de ocio?
-El ocio está en plena actividad y la gente tiene una agenda cada vez más apretada porque viene menos días. Es una ironía del destino, somos un producto de lujo que estamos sufriendo que Ibiza sea un destino cada vez más elitista. Julio y agosto nos lo podemos permitir, pero en pre y post temporada dependemos de grupos de amigos, familias que vienen de vacaciones, que juntan el dinero, 100 ó 200 euros por cabeza, para pasar un día en barco. No todos nuestros clientes son millonarios. La clase media alta ha desaparecido de la isla y la necesitamos en pre y post temporada para tener actividad porque necesitamos una temporada de seis meses. De dos meses no es sostenible.