Después de 17 días de desencuentros públicos tras la amenaza de Llorenç Córdoba con dejar de apoyar incondicionalmente al Govern del Partido Popular, de algunas semanas de desencuentros privados tras la petición de un sobresueldo del presidente del Consell de Formentera a José Manuel Alcaraz y al Partido Popular de Baleares, tal como cobra Nuñez Feijóo, y de meses en los que Alcaraz habría estando boicoteando la acción de gobierno del presidente («me estaban haciendo la cama», ha dicho) para preparar el «asalto al poder», según el relato de Córdoba, la crisis de Formentera ha entrado en vía muerta.
Ha habido peticiones de dimisiones y ultimatums vencidos, pero en realidad nada ha cambiado formalmente, aunque nada es igual al escenario previo al 27 de noviembre. Ni lo volverá a ser.
Sin dimisiones
Llorenç Córdoba no parece dispuesto a dimitir del cargo de presidente del Consell de Formentera, ni tampoco de diputado autonómico, renuncia fútil en cualquier caso.
Los últimos movimientos, convocando a todos los consellers para enseñarles unas pruebas, que no ha mostrado públicamente a pesar de haberlo anunciado, que demostrarían su inocencia pero que no han convencido a la oposición; pidiendo las dimisiones del presidente del PP de Formentera y vicepresidente tercero del Consell y de su esposa y vicepresidenta primera Verónica Castelló, pero sin cesarles aun pudiendo al ser una competencia suya; acusando al PP de Baleares de mentir a todo el mundo, incluido él mismo, con el deslinde de Costas, y hablando de aprobar el presupuesto como próximo objetivo apuntan a un atrincheramiento sine die. La pregunta que se hacen en Formentera es hasta cuándo aguantará la presión.
Ni Alcaraz ni Castelló piensan dimitir tampoco, tal como ha exigido públicamente Córdoba quien no parece que vaya a apretar el botón nuclear del cese de sus cargos.
Todos en sus cargos
A falta de saber si finalmente se consuma la expulsión de Córdoba del grupo Sa Unió que no se ha querido hacer de forma telemática usando la firma digital y que tiene escasas consecuencias prácticas a los efectos de la crisis del gobierno de Formentera, los nueve conselleres del equipo de gobierno mantienen sus cargos, sus atribuciones, sus responsabilidades y sus sueldos.
Dos bandos
Como antes, pero con dos bandos. Llorenç Córdoba, por un lado y el bloque pétreo de los ocho consellers, cinco del PP y tres de Compromís, por otro. Los ocho han venido actuando como una sola voz, lo que desmentiría la versión de que se trata de un asalto al poder del ambicioso Alcaraz que difunde Córdoba.
Las pruebas
Sa Unió no parece dispuesta a compartir las pruebas de las amenazas y extorsiones de Córdoba para cobrar más a cambio del apoyo parlamentario que dice tener amparada en el consejo del abogado penalista que dice haber contratado para determinar si son constitutivas de delito, tal como exige la oposición para forzar una compleja jurídicamente moción de censura.
GxF y PSOE
La situación ha puesto, en contra de su voluntad, a la oposición en el centro de la solución. Sin Gent per Formentera ni PSOE no se vislumbra una solución, más allá de unas inauditas elecciones anticipadas.
De momento, no es suficiente para la oposición que el presidente haya admitido haber pedido un sobresueldo porque está arruinado a través de imaginarios fondos reservados y/o de la asignación parlamentaria para forzar la destitución de un presidente, dicen desde Gent per Formentera y PSOE.
Para Sa Unió, sí. «Dos más dos», repite Óscar Portas, de Compromís amb Formentera, y portavoz utilizado por la coalición para evitar que la batalla dialéctica sea entre Córdoba y Alcaraz.
Sa Unió mira a GxF y al PSOE para tratar de articular una solución que permita pasar página cuanto antes y evitar descrédito mayor después de haber pregonado un gobierno del cambio con soluciones para todo tras cinco legislaturas de gobiernos de izquierdas.
Sin embargo, ha abortado de forma consecutiva las dos citas que había anunciado para lunes y martes por la noche y aún no han concretado cuándo volverán a verse las caras tras una primera aproximación por separado antes de la comparecencia del día de la Constitución.
También mira a GxF y PSOE Llorenç Córdoba para que no le pidan la dimisión y pueda seguir aferrándose al cargo. «Si piden que dimita, lo haré», ha dicho esta semana, promesa que es puesta en duda. «No creo que lo hiciese aunque se lo pidiéramos», ha dicho Rafa Ramírez, del PSOE.
Dimisión en bloque
Sa Unió ha reculado y la dimisión en bloque de los ocho consellers anunciada como medida de presión es contemplada ahora como una opción muy remota y que, además, depende de la voluntad del presidente.
Según ha explicado el secretario de la corporación Àngel Custodio de Navarro, en una entrevista en Radio Illa, el presidente tiene la última palabra a la hora de aceptar la dimisión de los miembros de su gobierno.
El motivo es que es imprescindible en Formentera una junta de gobierno de seis miembros, cinco consellers y el propio presidente, por lo que está descartado que puedan dimitir todos los consellers del gobierno aunque quieran.
Formentera, a diferencia de los otros consells, no puede conformar su junta de gobierno o consell executiu con consellers no electos.
Los acuerdos de la junta de gobierno se adoptan por mayoría y en casos extremos puede celebrarse con la presencia de solo tres miembros.
La gobernabilidad podría tratar de capearse con directores insulares, pero para ello sería necesario contar con partidas presupuestarias de las que ahora se carece.
«El presidente tiene cierto margen para adoptar decretos de presidencia, pero necesita soportes para gobernar», ha explicado el secretario.
Difícil panorama.
La moción de censura
La triple condición de ayuntamiento, diputación y autonomía de Formentera complica aún más las cosas. Según ha admitido el secretario hay normativas contradictorias, en algunos casos agravada la dificultad por la aplicación de la reciente ley de Consells. La falta de precedentes hace que el riesgo de impugnación de determinados actos sea elevado.
Así, sin ir más lejos, no está claro del todo cuántos consellers han de firmar la moción de censura, ni quién puede ser candidato.
Elecciones anticipadas
Si nadie se mueve de las posiciones actuales, todos los caminos conducen a elecciones anticipadas, algo que nunca se ha producido en España en una administración local, pero que es habitual en las autonomías y en el gobierno del Estado, prorrogativas de los presidentes.
El primer paso para ello es llegar a una situación de desgobierno real no figurado como ahora que obligue a la Comunidad Autónoma a tomar cartas en el asunto y a activar el procedimiento.
Mientras se vayan cumpliendo las obligaciones constitucionales, no cabe esa vía por mucho bochorno que produzca esta esperpéntica situación.
Presupuesto
El día del Gordo se ha de celebrar el pleno ordinario del mes de diciembre que ha de servir para completar la corporación tras la renuncia de Silvia Tur con la toma de posesión de Adan Ferrer. Sin él y según una de las interpretaciones, no es posible presentar una moción de censura.
También ha de aprobarse el presupuesto del año que viene. Sin él, no es posible pagar subvenciones a nadie.
Según el secretario, la lista de necesidades incluye adaptar el reglamento a la nueva ley de consells y la tramitación de los fondos Next Generation.
Todo ello «obliga a la concordia, el consenso, a una buena solución para llevar la institución adelante» y a que «todo el mundo sea consciente de la responsabilidad que tiene».
Hasta nueva orden, la de convocar los plenos es del presidente. Y Formentera, ha de tener un mínimo de un pleno al mes. Y la de convocar a junta de gobierno, también. Y ha de haber una por semana.
El PP de Baleares
Para Córdoba, Sa Únió está en manos del PP de Baleares, partido que ha venido manteniendo un perfil bajo hasta ahora. Al menos públicamente.
No en vano, no tiene nada que ganar y sí mucho que perder del enfrentamiento con el presidente de Formentera y de la actual crisis.
La secretaria general del PP de Baleares, Sandra Fernández, había anunciado su intención de atender a los medios de comunicación a lo largo de día de hoy después de que hayan fracasado los intentos del portavoz del Grupo Popular, Sebastià Sagreras, y otros dirigentes y ex dirigentes de convencer a Llorenç Córdoba de que la única solución es que dimita de presidente y de que siga como diputado.
El anuncio de Fernández contravenía las órdenes de adoptar perfil bajo durante unos días para calmar los ánimos. Finalmente, la secretaria general ha cancelado su compromiso.