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CRISIS EN FORMENTERA

Las mil y una versiones de Córdoba detrás de una crisis inexplicable

El presidente del Consell de Formentera introduce tras su expulsión de Sa Unió la figura de un empresario que manda más que Alcaraz en el PP de Formentera, "escondido en su oficina", "potentado", con "ideas megalómanas" y "ego exacerbado" como el detonante del golpe de estado fallido diseñado desde la noche electoral
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El equipo de gobierno de Formentera, tras el encendido del alumbrado navideño.

A lo largo de las últimas horas, el todavía presidente del Consell de Formentera, Llorenç Córdoba, ha introducido nuevos elementos al ya de por sí denso material que su torpeza y la de los miembros de Sa Unió, coalición formada por PP y Compromís amb Formentera, han ido generando públicamente desde que el lunes 27 de noviembre el también diputado autonómico anunció, a través de un críptico comunicado, de cuyo envío no había informado previamente a Sa Unió, estar valorando dejar de apoyar al Govern de Marga Prohens de forma incondicional en el Parlament. 

La falta de concreción en un inesperado movimiento del que de Córdoba no había informado ni a su entorno más cercano desató todo tipo de especulaciones sobre el origen del pulso. Algunos medios llegaron a vincularlo incluso al nombramiento por parte de Toni Costa de un amigo suyo para alto cargo, a pesar de haber sido denunciado por acoso sexual. 

Interés empresarial

En el último comunicado enviado el pasado domingo, sorprendió Córdoba al situar intereses empresariales detrás del objetivo de derrocarle a través de lo que califica de «golpe de estado» cuando el movimiento de expulsarle del grupo político tiene mucho valor político y simbólico pero escasas consecuencias prácticas, ya que el presidente mantiene todo el poder.

Hasta hace unos días esta versión no había formado parte de su discurso ni de las razones que entiende hay detrás de una petición de dimisión que defiende injustificada en sus numerosas intervenciones públicas.

«Fines que nada tienen que ver con el interés general de los formenterenses»; «el señor Lorenzo Córdoba molestaba a los poderes económicos que mandan y dominan al Partido Popular de Formentera»; «no voy a dejar la gran responsabilidad que me ha otorgado el pueblo en manos de siglas políticas ni de empresarios escondidos en su oficina, dejando que sean otros los que dan la cara para lograr sus intereses personales»; y «me han echado de una coalición política por la simple razón de ser honrado y no caer en sus tentaciones” fueron los términos utilizados en el comunicado para referirse a la mano negra que, según la nueva teoría, está detrás de la crisis que él activó públicamente y que Sa Unió avivó torpemente.  

Minutos después del comunicado, se refería en una entrevista en Formentera Ràdio a que el presidente del Partido Popular de Formentera, José Manuel Alcaraz, «está supeditado a poderes e intereses superiores» y «no solo políticos» y que su dimisión favorecería «los intereses económicos y personales de algunas pocas personas de la isla de Formentera a costa de la propia isla», de quien es calificado en otro momento como «potentado» con «ideas megalómanas» y «ego exacerbado», interesado en destrozar y condenar esta maravillosa isla, en alusión a algún proyecto urbanístico de algún promotor.

¿Desde cuándo?

El presidente y conseller no adscrito del Consell de Formentera ha dicho que la intención de derrocarle y arrinconarle nace la noche electoral. «Este golpe de estado ya estaba preparado el primer día que ganamos las elecciones», señaló en el comunicado y refrendó en Formentera Radio: «Ahora veo que esto estaba predeterminado desde el momento en que ganamos las elecciones. De una forma o de otra se me tenía que expulsar».

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José Manuel Alcaraz, Llorenç Córdoba y Javier Serra celebrando la victoria en las pasadas elecciones. (Foto: Sa Unió)

Sin embargo, en otras ocasiones, se ha referido al mes de agosto, cuando José Manuel Alcaraz le empieza a reclamar la asignación que recibe Sa Unió del Parlament, y al momento en el que amenazó de forma unilateral con romper el apoyo parlamentario al PP como el inicio de las hostilidades. Hay, pues, varias fechas para escoger.

Acuerdo PP-Vox 

Una de las primeras razones que utilizó Córdoba para justificar su desplante era la sumisión del PP a Vox, argumento que fue decayendo con el paso de las jornadas hasta convertirse en irrelevante en el discurso de Córdoba. La libre elección de lengua descafeinada pactada entre PP y Vox nunca apareció en su argumentario.

Presupuesto

Inicialmente, la hipótesis principal de la inesperada reacción de Córdoba fue que se trataba de una estrategia de negociación para que Formentera obtuviera mejor tratamiento en los presupuestos del Govern, lo que causó cierta perplejidad en el Partido Popular después del satisfactorio encuentro que semanas atrás habían mantenido el propio Córdoba, Alcaraz y el vicepresidente y conseller de Hacienda, Toni Costa. 

Córdoba acabó negando que el problema fuera este y de hecho sus enmiendas acabaron saliendo adelante.

Desplante de Prohens

Córdoba también se refirió durante las primeras jornadas a un supuesto desplante de la presidenta del Govern, Marga Prohens, quien le habría dado plantón a un cita concertada, algo que el Govern negó, tal como adelantó La Voz de Ibiza.

A pesar de que Córdoba mantuvo su versión de los hechos en la entrevista publicada en La Voz de Ibiza, en la que relató que «quedé con la presidenta después de las preguntas parlamentarias y cuando me presenté en la sede del PP me dijeron que no me podía atender. Lo acordamos directamente por WhastApp», Córdoba dejó de parapetarse detrás de ella.

Salario

Sa Unió justificó la petición de dimisión el día de la Constitución, poco después de un duro ataque del presidente al PP, en que Córdoba estaba actuando por intereses personales y no para defender Formentera, lo que motivó en primera instancia que algunos que ahora se rasgan las vestiduras se declararan muy fanes del presidente.

Córdoba nunca ha negado haber pedido más recursos a Sa Unió como contrapartida a su actividad parlamentaria y que añadir a la dieta globalizada de 28.605,08 euros que cobra del Parlament, a su salario de 55.000 euros brutos al año y a los 9.270 dietas de Autoridad Portuaria que ingresa al año como máximo por asistencia al Consejo de Administración y al Consejo de Navegación anual.

Tanto que llegó a compararse con el presidente del Partido Popular, Alberto Nuñez Feijóo, al insistir que él cobra del partido y del grupo parlamentario gastos de representación y «no pasa nada y es legal».

De esta versión y de tampoco negar los entre 3.000 y 4.000 euros en los que Alcaraz cifró su pretensión, Córdoba ha migrado en limitar su reclamación a los gastos que su actividad parlamentaria le acarrea y que no son cubiertos por el Parlament, como un viaje a Palma para reunirse con la presidenta del Govern durante la ronda de contactos previos a la investidura, como explicó en Formentera Ràdio. Calderilla para tamaño desaguisado.

Deslinde

Córdoba llegó a convocar de urgencia a los medios de comunicación para acusar a Marga Prohens de mentirosa por haber engañado al pueblo de Formentera y a sí mismo por haber prometido una ley autonómica que solucionara la problemática del deslinde Costas, versión que fue desmentida por el Govern.

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Llorenç Córdoba, en la rueda de prensa para acusar a Prohens de mentir.

Alcaraz-Castelló

La primera petición de dimisiones se centró en el matrimonio formado por el presidente del Partido Popular de Formentera, José Manuel Alcaraz, y la vicepresidenta primera Verònica Castelló, a quien dejó de presidenta accidental sin informarla. Durante el vaivén, Córdoba ha dejado de mencionar a Castelló para centrar el foco en Alcaraz con quien mantiene el doble juego de querer pasar página al tiempo que le acusa de perpetrar el asalto al poder por ambición política.

De pedir dimisiones a conciliar

Así, Córdoba insiste en que “me hubiera gustado de todo corazón solucionar este problema. Yo he sido el primero y único que, abogando por una salida válida de esta crisis interna, ha renunciado a pedir la dimisión de dos consellers, apostando por la continuación del trabajo realizado. Hasta ahora he perdonado amenazas y situaciones muy violentas en lo que a política se trata con él único fin de favorecer la gobernabilidad de Formentera”, ha explicado.

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Tras horas de espera, Córdoba aclaró que no iba a cesar a ningún conseller.

El PP de Baleares, de enemigo a aliado

A que el PP de Baleares no pida la dimisión porque puede necesitar su apoyo en el Parlament si Vox y el diputado no adscrito Francisco Cardona se abstienen para inclinar la balanza (en el caso de voto contrario de su socio el PP no tiene opciones) se agarra como un clavo ardiendo el presidente de Formentera. “Dicen que yo chantajeaba y extorsionaba (al PP de Baleares) pero no han pedido mi dimisión», insiste Córdoba.

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Marga Prohens y Llorenç Córdoba en el Consolat de Mar.

Antes de recurrir a este argumento, Córdoba solicitó un cambio de ubicación del escaño en un gesto que evidenciaba una ruptura irreconciliable que durante la votación de los presupuestos se recondujo.

Últimamente, desliza que podría volver a pedir un nuevo cambio de ubicación mientras esperamos un nuevo capítulo de una crisis que lejos de cerrarse se mantiene viva.

 

 

 

 

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